FINAL DE LA RECOPA

Iberia se resistió a desembarcar

La Guardia Civil ordenó a Iberia desembarcar el Jumbo en el que viajó el Barça el lunes hacia Rotterdam. tras recibir una falsa amenaza de bomba. Los responsables de la compañía aérea se resistían a dar crédito a la llamada, pero la Guardia Civil, por prudencia, ordenó la evacuación para comprobar si se había introducido algún artefacto a bordo. La Guardia Civil prefirió asumir la repercusión social de la noticia al recelar de la amenaza: se hizo casi simultáneamente a varios medios de comunicación y se recibió justo en el intervalo entre el embarque y el despegue.El primer aviso se recibió en...

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La Guardia Civil ordenó a Iberia desembarcar el Jumbo en el que viajó el Barça el lunes hacia Rotterdam. tras recibir una falsa amenaza de bomba. Los responsables de la compañía aérea se resistían a dar crédito a la llamada, pero la Guardia Civil, por prudencia, ordenó la evacuación para comprobar si se había introducido algún artefacto a bordo. La Guardia Civil prefirió asumir la repercusión social de la noticia al recelar de la amenaza: se hizo casi simultáneamente a varios medios de comunicación y se recibió justo en el intervalo entre el embarque y el despegue.El primer aviso se recibió en TV3, que lo trasladó a la Policía y ésta, a su vez, a la Guardia Civil, responsable de la seguridad en el Aeropuerto. El comandante Bernabé, cuando estaba notificando al pasaje la ruta que seguiría el avión, conoció la amenaza. Iberia se resistía al desalojo asumiendo la responsabilidad de lo que ocurriera, pero la Guardia Civil no lo aceptó. El avión, rodando por tierra, fue apartado a un punto lejano del centro del aeropuerto, cerca de la playa, por razones de seguridad. Tras ser evacuados los pasajeros, un miembro de la tripulación, preso de ira, arrojó contra el suelo una de sus maletas.

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La amenaza dejó un regusto amargo en la expedición y acabó por dejar claro que Rotterdam, esta. ciudad gris y portuaria, no seduce demasiado al Barça. Fue aquí donde se perdió precisamente una Recopa en 1991 y donde las tiendas y los restaurantes cerraron sus puertas por miedo a los ataques de los seguidores. Esta vez, el Ayuntamiento ha asegurado que nadie cerrará sus puertas. El club azulgrana pidió 19.000 entradas, pero ha vendido 11.000.

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