Demasiada autonomía para la 'Office'

Todo lo ocurrido en Torras y KIO y su dramático desenlace no se explicaría sin conocer cómo funcionaba la agencia de inversiones de Kuwait en Londres, la Office. Hasta 1982, KIO estaba dirigido de forma muy peculiar por tres personas, apenas sin control alguno.A fin de imponer un funcionamiento más profesional, el Parlamento de Kuwait aprobó en 1982 la creación de un organismo de control, The Authority, formado por un consejo directivo compuesto por el ministro de Finanzas, el ministro del Petróleo y el gobernador del Banco Central del país, entre otros.

Esta autoridad apenas man...

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Todo lo ocurrido en Torras y KIO y su dramático desenlace no se explicaría sin conocer cómo funcionaba la agencia de inversiones de Kuwait en Londres, la Office. Hasta 1982, KIO estaba dirigido de forma muy peculiar por tres personas, apenas sin control alguno.A fin de imponer un funcionamiento más profesional, el Parlamento de Kuwait aprobó en 1982 la creación de un organismo de control, The Authority, formado por un consejo directivo compuesto por el ministro de Finanzas, el ministro del Petróleo y el gobernador del Banco Central del país, entre otros.

Esta autoridad apenas mantuvo actividad. Los pocos avances que se produjeron quedaron abortados con "el cambio de Gobierno de 1990 [que entregó de nuevo el Ministerio de Finanzas al ex responsable del Petróleo, Khalifa Al Sabah] y la invasión" de Kuwait en agosto de 1990.

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Entre 1987 y 1990, cuando la Office se mantiene independiente, se produce el grueso de la inversión en España. El primer ejecutivo de la oficina de KIO en Londres, Fouad Jaffar, y De la Rosa establecieron una sólida alianza de intereses. Ambos aprovecharon a fondo la falta de control para campar a sus anchas.

El comité afirma que a finales de 1989 los datos oficiales ofrecidos por los directivos de Londres sobre la inversión en España presentaban un cuadro favorable que no era el verdadero. "Unos meses después el informe se mostró falso cuando los bancos cortaron las líneas de crédito a Grupo Torras". Para maquillar las cuentas, Londres envió cuantiosos créditos a España.

Estos envíos llegaron a sumar los 160.000 millones de pesetas en 1991, siempre con el objetivo de que pareciera que Torras obtenía beneficios. La pelota aguantó poco más. En abril de 1992 Mohamed Al Sabah es destituido y comienza la investigación que desembocaría en la quiebra de mayor volumen de la historia de España.

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