Acuerdo sobre el trabajo
La CEOE y los sindicatos están eufóricos. Cediendo unos y otros en sus planteamientos iniciales, han llegado a un acuerdo que presentan como un concienzudo ejercicio de responsabilidad.No es necesario profundizar demasiado para saber en qué han cedido los representantes de los trabajadores: un considerable abaratamiento del despido y una definición nueva de la norma causal que facilitará de forma notable el que éstos puedan producirse. Por contra, lo que no está tan claro es qué han cedido los representantes de los empresarios. Parece insinuar el señor Cuevas al respecto que ellos han renuncia...
La CEOE y los sindicatos están eufóricos. Cediendo unos y otros en sus planteamientos iniciales, han llegado a un acuerdo que presentan como un concienzudo ejercicio de responsabilidad.No es necesario profundizar demasiado para saber en qué han cedido los representantes de los trabajadores: un considerable abaratamiento del despido y una definición nueva de la norma causal que facilitará de forma notable el que éstos puedan producirse. Por contra, lo que no está tan claro es qué han cedido los representantes de los empresarios. Parece insinuar el señor Cuevas al respecto que ellos han renunciado a clavar el diente de forma más incisiva en la, con toda seguridad, más efectiva garantía de estabilidad en su empleo para el trabajador: el precio de su despido y las causas que lo justifiquen. Resulta un sarcasmo, por tanto, que se diga alegremente por ambas partes que con este acuerdo se fomentará la creación de puestos de trabajo estable. Y si, al final, eso fuera cierto, más de uno se preguntará por qué han tardado tanto tiempo en llegar a él.
Cuando el Gobierno lo ratifique se comprobará si, realmente, la única diferencia existente entre la reforma promulgada por el anterior Gobierno socialista y la pactada de ahora no es otra que, si bien la primera originó una descafeinada huelga general la actual, sin duda, provocará una enorme frustración (ésta sí estable) entre los trabajadores-