El oro de 'La Capitana' vuelve a tierra

Los buceadores rescatan en aguas de Ecuador un tesoro español valorado en un billón de pesetas

En el fondo del mar, frente a las costas ecuatorianas, todo parece indicar que hay un tesoro valorado en 7.500 millones de dólares (más de un billón de pesetas). Allí están los restos del galeón español Jesús María de la Limpia Concepción, Capitana de los Mares del Sur. Era el más grande y poderoso de su época, se le conocía como La Capitana, y transportaba a España los valiosos tesoros que los conquistadores españoles extraían de los territorios americanos arrebatados a los indígenas para donárselos al rey.Pero el 16 de octubre de 1654, en medio de una borrasca, ...

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En el fondo del mar, frente a las costas ecuatorianas, todo parece indicar que hay un tesoro valorado en 7.500 millones de dólares (más de un billón de pesetas). Allí están los restos del galeón español Jesús María de la Limpia Concepción, Capitana de los Mares del Sur. Era el más grande y poderoso de su época, se le conocía como La Capitana, y transportaba a España los valiosos tesoros que los conquistadores españoles extraían de los territorios americanos arrebatados a los indígenas para donárselos al rey.Pero el 16 de octubre de 1654, en medio de una borrasca, La Capitana zozobró después de estrellarse contra una columna de arrecifes frente a las costas ecuatorianas, en el trayecto de Lima a Panamá. Según la leyenda, la nave iba cargada de oro. El capitán de la misma, Francisco de Sosa, sobrevivió y proporcionó la posición exacta del navío. Pero entonces no existían los medios adecuados para el rescate, y los tesoros han, permanecido en el lecho del mar alimentando mitos y aventuras durante tres siglos, hasta nuestros días.La fascinante historia de La Capitana siempre fue una leyenda en la península de Santa Elena, que la rentabilizaba como atractivo turístico para quienes llegaban a, este lugar, situado en la provincia del Guayas. Pero hubo algunos que se tomaron en serio la recuperación del tesoro perdido. Y a principios de los noventa comenzaron a llegar a Ecuador grandes empresas extranjeras especializadas en el tema. Las leyes ecuatorianas permiten la concesión a compañías privadas de la búsqueda de tesoros en territorio nacional. Y en el caso de un hallazgo, el 50% es para el Estado y la otra mitad para los descubridores.Desde que se supo que La Capitana hundida guardaba una posible fortuna, la historia se repite allí como una parodia: si los españoles buscaron Eldorado en América siglos atrás, los exploradores de fin de milenio descubren el tesoro que aquéllos perdieron como trofeo de su conquista. La lucha por conseguir la adjudicación para el rescate comenzó el 12 de marzo. La compañía de rescates submarinos de Indias (COIND), que cuenta con personal de Noruega, Dinamarca y Suecia, se atribuyó el descubrimiento, y la noticia alcanzó repercusión mundial. Inmediatamente, La Capitana Invest, empresa noruega de la cual es filial el COIND, puso en la Bolsa acciones por valor de 10 millones de dólares (1.400 millones de pesetas) para financiar la recuperación de los restos. Pero, dos días después, la compañía SubAmérica Discoveries se atribuyó haber encontrado primero la nave. Su abogado en Ecuador, Javier Vivas, presentó un documento Con fecha 20 de noviembre de 1996, en el que se notificaba al ministro de Defensa el hallazgo de La Capitana, y 86 piezas como prueba de ello. Por motivos de seguridad, el ministro había pedido mantener la noticia en secreto.Tras una serie de disputas e intrigas y después de arreglar algunos detalles legales, SubAmérica Discoveries se adjudicó el rescate. Fragmentos de vasijas antiguas y una moneda de plata son las primeras evidencias del tesoro. Apenas 14 minutos se tomaron los buzos el jueves para descender a las profundidades del Pacífico y subir a la superficie cargados de material arqueológico en las primeras labores de recuperación a bordo del Explorer, un barco de avanzada tecnología.Ante la inquietud de los curiosos y, de los medios de comunicación nacionales y extranjeros, la mayor sorpresa no fue la facilidad y la rapidez con la que se extrajeron las primeras piezas, sino el hecho de que éstas estaban demasiado limpias. Según las experiencias de especialistas del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) en hallazgos bajo el mar, los objetos hallados en esas condiciones suelen presentar adheridas formaciones coralinas que requieren de una limpieza técnica especial.

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