Tribuna:

El final de la edad dorada

Aunque el memorialismo no sea una de las tendencias más extendidas dentro de la literatura española, en los últimos lustros se han multiplicado las aportaciones escritas de muchos políticos del franquismo y de los primeros de la transición, fundamentalmente de UCD. La salida del PSOE del poder es tan reciente que aun no han dado contenido a la explicación de lo que lograron y por qué actuaron de la forma en que lo hicieron.Hace pocos días Felipe González presentó una pequeña reflexión sobre el socialismo (Qué era / qué es el socialismo), que prometió profundizar con cierta urgencia. Alf...

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Aunque el memorialismo no sea una de las tendencias más extendidas dentro de la literatura española, en los últimos lustros se han multiplicado las aportaciones escritas de muchos políticos del franquismo y de los primeros de la transición, fundamentalmente de UCD. La salida del PSOE del poder es tan reciente que aun no han dado contenido a la explicación de lo que lograron y por qué actuaron de la forma en que lo hicieron.Hace pocos días Felipe González presentó una pequeña reflexión sobre el socialismo (Qué era / qué es el socialismo), que prometió profundizar con cierta urgencia. Alfonso Guerra escribe en estos momentos un Diccionario de la izquierda, que quizá también tendrá elementos de referencia sobre la etapa en la que fue vicepresidente del Gobierno y sobre lo que ha pasado después. Desde el punto de vista económico, está próxima la aparición de dos trabajos teóricos (sin chismes) que darán mucho que hablar, el libro de Carlos Solchaga El fin de la edad dorada (Taurus), y un manuscrito de Miguel Boyer titulado El segundo ajuste económico de la democracia española (diciembre de 1982 a julio de 1985), que será publicado dentro de un libro colectivo.

Boyer y Solchaga han sido los responsables de la política económica del socialismo. Pedro Solbes, que se sepa, no está preparando aún nada. Los textos son muy significativos porque reinvindican su labor al frente del Ministerio de Economía (que no era vicepresidencia, como ahora), muchas veces vituperada desde otras posiciones ideológicas, y por la personalidad de sus autores. Ambos fueron adscritos al ala derecha del PSOE (Boyer ya no pertenece a este partido), lo que de modo implícito vincula al propio González, que fue quien les respaldó. Posiblemente ninguno de los tres esté cómodo en esta definición.El manuscrito de Boyer califica de "moderadamente positivo" el balance de su periodo (1983-1985) y considera que ahora "la coyuntura económica es mejor que al comenzar la de los ochenta, pero, sobre todo, la opinión pública española ha tomado conciencia, como nunca antes, respecto a lo que son soluciones duraderas a nuestros problemas... La demagogia populista ha desaparecido ya del ideario de las mayorías políticas españolas" .

El fin de la edad dorada, que se distribuirá la próxima semana y será presentado por Felipe González, tiene más calado y es más extenso en el tiempo. Llega a opinar que "la experiencia, aunque corta, del nuevo Gobierno conservador español es aleccionadora. Después de recoger la antorcha de las reformas estructurales, lo que ha hecho hasta ahora ha sido prácticamente nada".

Solchaga, que reivindica con énfasis el concepto de socialdemócrata ("Cuando, 15 años después, mantengo la misma posición que entonces, muchos de aquellos compañeros -y algunos hasta amigos personales- que ahora se definen como socialdemócratas me cuelgan la etiqueta de social-liberal"), cree que "como en los años de la Gran Depresión, quizá en estos momentos el primer punto de una agenda socialdemócrata sea contrarrestar los efectos que sobre el bienestar general -y particularmente sobre el de los ciudadanos más pobres y con menor formación y nivel educativo- tiene la creciente inestabilidad del desarrollo económico en condiciones de lento crecimiento a largo plazo y su efecto sobre el empleo. Seguramente es más importante ahora garantizar el acceso al trabajo de quienes no lo tienen que profundizar en el arreglo de otras desigualdades sociales".

La edad dorada hace referencia al periodo del capitalismo que va entre la finalización de la II Guerra Mundial y la crisis del petróleo de comienzos de los años setenta.

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