Tribuna:

Sálvese quien pueda

La bola, como en una partida violenta de tenis de mesa, va de un lado al otro. Fuster golpea: "Por su condición de empresa estatal", Endesa no estaba en condiciones de informar a la CNMV cuando le requirió sus planes en Sevillana y Fecsa. Revés del ministro Piqué: "Es un expediente a Endesa, el Gobierno no tiene nada que ver". Para la CNMV, con documentos en la mano, Endesa, Feliciano Fuster y José Luis Palomo han ocultado los datos. Aunque no es objeto de la comisión, interesa saber si por encima de los ejecutores del presunto engaño hay alguien que pudo dar la orden de proceder según lo actu...

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La bola, como en una partida violenta de tenis de mesa, va de un lado al otro. Fuster golpea: "Por su condición de empresa estatal", Endesa no estaba en condiciones de informar a la CNMV cuando le requirió sus planes en Sevillana y Fecsa. Revés del ministro Piqué: "Es un expediente a Endesa, el Gobierno no tiene nada que ver". Para la CNMV, con documentos en la mano, Endesa, Feliciano Fuster y José Luis Palomo han ocultado los datos. Aunque no es objeto de la comisión, interesa saber si por encima de los ejecutores del presunto engaño hay alguien que pudo dar la orden de proceder según lo actuado. Así lo sugiere la compañía y lo rechaza el ministro.El Gobierno ve el problema en blanco y negro. El pasado verano, dicen interlocutores gubernamentales, el Gobierno resolvió dos cosas: a) no romper la estructura de Endesa y b) robustecerla antes de la liberalización del sector eléctrico, ya que con el nuevo protocolo, que prima la distribución ante la generación, la compañía sufriría un fuerte tajo en sus ingresos. El ministro Piqué puso en marcha los trabajos.

El 10 de octubre pasado, cuando se filtró que Endesa tomaría la mayoría en Sevillana y en Fecsa, el Gobierno se sorprendió. No por el contenido, que lo conocía. Sí por la filtración. Sin embargo, en lugar de aprovechar la circunstancia para informar a la CNMV de que estaba estudiando el asunto, Fuster lo negó.

En otras circunstancias parecidas, en 1991, cuando Endesa consideraba la entrada en Sevillana, una filtración llevó a la empresa pública a reconocer ante la CNMV que estudiaba el tema. Fuster y sus asesores ya sabían lo que tenían que hacer.

Por tanto, el Gobierno, en el que se cuenta el ministro de Industria, se independiza de la decisión adoptada por el presidente de Endesa a la hora de negar ante la CNMV que su compañía estudiaba una operación sobre Sevillana y Fecsa. Daría, pues, la impresión de que Fuster se ha quedado solo ante el peligro.

El problema es que Piqué no parece creer demasiado -en los hechos- que exista un organismo supervisor como la CNMV, que debe ser contemplado en cualquier plan en el que intervengan empresas cotizadas en bolsa.

El mismo día, el 18 de octubre, en que parecía cerrarse el asunto Endesa-Fecsa-Sevillana, Piqué metió el acelerador. Anunció a mercado abierto, desde La Moncloa, que Endesa vendería a Cantábrico sus acciones en Viesgo y Nansa. Fuster, inmediatamente, respondió que no tenía pajolera idea de lo que se estaba hablando ni ningún plan para desprenderse de esas participaciones.

El mercado de valores tiene su ley. Fuster puede echar mano de sus asesores jurídicos para demostrar que no estaba en condiciones de informar procedentemente a la CNMV cuando ésta le requirió, el 10 de octubre y los días subsiguientes. Habrá que examinar detenidamente sus argumentos. Pero aunque esto no corresponde a la CNMV, tampoco es mera curiosidad de psicoanalista conocer a fondo el juego que se han traído Fuster y Piqué.

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