Aznar afirma que encarará "con tranquilidad y sosiego" la reforma del Poder Judicial

El Gobierno no abrirá de momento, en contra de lo que ha sugerido Federico Trillo, presidente de las Cortes, un gran debate político para afrontar una reforma en profundidad del Poder Judicial y "airear" la Audiencia Nacional; pero la reforma se hará. Tanto el jefe del Ejecutivo, José María Aznar, como el vicepresidente primero, Francisco Alvarez Cascos, admitieron ayer, durante la celebraión del 18º aniversario de la Constitución, que ese cambio llegará porque es una promesa del discurso de investidura de Aznar. El matiz es que se hará "con sosiego y tranquilidad". Lo que la víspera parecía u...

El Gobierno no abrirá de momento, en contra de lo que ha sugerido Federico Trillo, presidente de las Cortes, un gran debate político para afrontar una reforma en profundidad del Poder Judicial y "airear" la Audiencia Nacional; pero la reforma se hará. Tanto el jefe del Ejecutivo, José María Aznar, como el vicepresidente primero, Francisco Alvarez Cascos, admitieron ayer, durante la celebraión del 18º aniversario de la Constitución, que ese cambio llegará porque es una promesa del discurso de investidura de Aznar. El matiz es que se hará "con sosiego y tranquilidad". Lo que la víspera parecía una desautorización del Gobierno a Trillo se transformó ayer en comprensión. La oposición socialista fue más allá y se solidarizó con él. Felipe González manifestó que su propuesta le parece "oportuna, conveniente y acertada".

Los principales miembros del Gobierno y de la oposición socialista que asistieron en el Congreso a la celebración del l8º aniversario de la Constitución quisieron dejar en buen lugar a su anfitrión, Federico Trillo, después de que la víspera fuese cuestionada su propuesta de abrir ahora mismo un gran debate sobre el Poder Judicial. En sus compañeros de partido (el PP) encontró comprensión; en los socialistas, un claro apoyo.José María Aznar zanjó la polémica con Trillo sobre la "inoportunidad", en su opinión, de abrir ahora un debate sobre la reforma de la judicatura, pero también aclaró que su Gobierno no renuncia a llevarla adelante, "con sosiego y en el momento adecuado". Incluso echó un capote al presidente del Congreso al señalar que "nunca ha habido desequilibrio ni falta de respeto entre poderes".

Aznar matizó que no renuncia a llevar adelante una reestructuración del Poder Judicial. "Leed el discurso de investidura y veréis que ya hablo de la reforma", dijo. No obstante, volvió a pedir prudencia, como adelantó la víspera su portavoz, Miguel Ángel Rodríguez, tras el Consejo de Ministros, y como él mismo hizo en Bruselas horas después, en respuesta a la propuesta de Trillo. "Insisto en que la reforma hay que hacerla en el momento adecuado, con tranquilidad y sosiego. La prudencia no es una exigencia del guión, sino una recomendación de la inteligencia", remató.

El jefe del Gobierno extendió esta petición de cautela a la prevista reforma constitucional que supondrá la modificación del Senado en esta misma legislatura, según prometió también en su investidura. "La Constitución está bien. Funciona muy bien. No hay ninguna prisa. No quiero abrir ningún resquicio de debate sobre la reforma de la Constitución. El marco es muy estable, sólido y seguro". Y dio por sobreentendido que la adecuación de la Cámara alta al Estado de las autonomías se limitará a modificar el Título III de la Constitución. Enviaba así un claro mensaje a sus aliados nacionalistas para que no creen expectativas de que se va a ir más allá.

En los salones del Palacio del Congreso se dieron cita más de 1.500 personas, invitadas tanto por Trillo como por el presidente del Senado, Juan Ignacio Barrero. Antes que nada, se pudo ver a Trillo con Aznar departiendo amistosamente e intercambiando comentarios jocosos. Lo cierto es que el jefe del Ejecutivo no quiso hacer sangre con este asunto y se enrocó en la idea de la "prudencia" antes de proponer cambios tanto en la Audiencia Nacional como en la justicia en general.

Discurso de investidura

En todo caso, de sus palabras, aunque muy cautelosas, dejó traslucir que la idea de reformas en el ámbito de la justicia está asentada en su Gabinete. "Habría que recordar que en el discurso de mi investidura se habló claramente de reformas en la justicia", insistió.En otro corrillo, el vicepresidente Francisco Álvarez Cascos quitaba importancia al asunto y evitaba proferir crítica alguna contra Trillo. Es más, también se mostraba comprensivo con el presidente del Congreso. "Se puede considerar lógico que Trillo haya contestado al juez que habló contra el Parlamento", comentó de manera informal en alusión a una polémica conferencia del magistrado Javier Gómez de Liaño.

Mucho más serio y contundente se mostró Cascos al negar que pudiera haber concordancia entre las palabras de Trillo y las recomendaciones del ex ministro de Justicia socialista Juan Alberto Belloch respecto a que la Audiencia Nacional debe desaparecer. "Si alguien dice que los delitos de narcotráfico y terrorismo no deben ser materia de la Audiencia Nacional, entonces habla de algo diferente de lo que nosotros pensamos, porque en ningún caso queremos la desaparición de la Audiencia tal y como dice Belloch", manifestó el vicepresidente.

La línea de la refórma de la Audiencia parecía ayer instalada en el PP y en el Gobierno, aunque el revuelo creado haya hecho que el Ejecutivo posponga sus proyectos. De manera oficiosa, interlocutores gubernamentales estiman que por nada del mundo querrían que se identificase cualquier reforma con el deseo de tapar o dar carpetazo al caso GAL.

Trillo, después de saludar el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Javier Delgado, al de la Audiencia Nacional, Clemente Auger, y a los miembros de la magistratura que respondieron a su invitación -"hay más jueces que nunca", dijeron miembros de la Mesa del Congreso-, no daba una sola muestra de retroceso en sus posiciones. Recordó que en el Reino Unido el cargo similar al suyo se denomina speaker (el que habla). "Pues eso, no voy a ser un presidente silente".