El embajador de Mobutu en París, en la picota por un atropello

La imprudencia automovilística del embajador de Zaire en Francia, Ramazani Baya, ha provocado un drama humano y un conflicto diplomático. El 23 de noviembre, el embajador circulaba, a gran velocidad, por el paseo marítimo de Menton (Costa Azul), en dirección a la residencia del convaleciente presidente, Mobutu Sese Seko, en Cap-Martin. Dos adolescentes -Ronald y Raphael-, de 13 años de edad, fueron arrollados por el coche de alquiler del embajador. Ellos cruzaban por un paso de cebra, pero el conductor no respetó la prioridad. Las huellas del frenazo prueban que este empezó 50 metros antes...

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La imprudencia automovilística del embajador de Zaire en Francia, Ramazani Baya, ha provocado un drama humano y un conflicto diplomático. El 23 de noviembre, el embajador circulaba, a gran velocidad, por el paseo marítimo de Menton (Costa Azul), en dirección a la residencia del convaleciente presidente, Mobutu Sese Seko, en Cap-Martin. Dos adolescentes -Ronald y Raphael-, de 13 años de edad, fueron arrollados por el coche de alquiler del embajador. Ellos cruzaban por un paso de cebra, pero el conductor no respetó la prioridad. Las huellas del frenazo prueban que este empezó 50 metros antes del paso de peatones y que fue inútil debido a la velocidad temeraria del auto. Ronald y Raphael han muerto, uno en el acto, el otro tras seis días en coma. En Menton desfilaron más de 5.000 personas pidiendo justicia, pues Ramazani Baya, por su condición de diplomático, goza de inmunidad y no puede ser llevado ante un tribunal francés. Las gestiones del Ministerio de Exteriores francés han servido para que Zaire "llame inmediatamente" a su embajador a Kinshasa. El titular de Exteriores francés, Hervé de Charette, recibirá a los padres de las víctimas de esta "inaceptable tragedia" para pedirles, precisamente, que acepten las exigencias de la diplomacia. Los padres han presentado una denuncia por homicidio voluntario.

El atropello mortal se ha producido en plena crisis de las relaciones franco-zaireñas, con el escándalo de los refugiados ruandeses no resuelto, con Mobutu convertido en incómodo huésped en la Costa Azul, y pocos días antes de una nueva cumbre franco-africana, en Burkina Fasso, a la que están invitados 49 países. La sensación de que Francia no dispone de los medios necesarios para desarrollar su política de gendarme africano es cada día más patente, tanto cuando se escuda tras las organizaciones humanitarias como cuando no es capaz de resolver el drama provocado por un' dictador enfermo y su embajador imprudente. El embajador estadounidense en Kinshasa, Daniel Simpson, lo ha expuesto con crudeza: "Zaire ya no nos interesa".

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