El presidente de Bielorrusia sigue con su referéndum pese al plante del Parlamento

Alexandr Lukashenko, el presidente de Bielorrusia, ignorando las presiones nacionales e internacionales, se mostró ayer decidido a seguir adelante con la celebración del referéndum el próximo domingo con el fin de aprobar una nueva Constitución que incrementa extraordinariamente sus poderes. Lukasheriko desafió a los parlamentarios, que habían iniciado el procedimiento para destituirle, con la advertencia de que no renunciará a la presidencia bajo ninguna circunstancia."¡No entregaré el poder! El pueblo no me lo dio para que yo renuncie a él", declaró Lukashenko en Borísov, a unos 60 kilómetro...

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Alexandr Lukashenko, el presidente de Bielorrusia, ignorando las presiones nacionales e internacionales, se mostró ayer decidido a seguir adelante con la celebración del referéndum el próximo domingo con el fin de aprobar una nueva Constitución que incrementa extraordinariamente sus poderes. Lukasheriko desafió a los parlamentarios, que habían iniciado el procedimiento para destituirle, con la advertencia de que no renunciará a la presidencia bajo ninguna circunstancia."¡No entregaré el poder! El pueblo no me lo dio para que yo renuncie a él", declaró Lukashenko en Borísov, a unos 60 kilómetros al noroeste de Minsk, la capital bielorrusa, adonde viajó en campiaña. Así respondió a los más de 70 diputados que ayer entregraron al Tribunal Constitucional el documento correspondiente para comenzar su destitución.

"Nuestra política dirigida a la integración con Rusia y nuestra oposición a la ampliación de la OTAN no gusta a ciertos políticos occidentales, que financian a las fuerzas que se oponen al presidente de Bielorrusia", dijo Lukashenko, que presentó como enemigos a aquellos que "han amasado un capital por medios delictivos".

Lukasheriko se entrevistó ayer con el jefe del Tribunal Constitucional, Valeri Tijinia, aparentemente para lograr un compromiso, pero sin resultado. Más tarde, recibió a una delegación de más de 80 parlamentarios que le apoyan y que hacen prácticamente imposible su destitución: según la ley, después de que el Tribunal Constitucional dictamine que el presidente ha incurrido en acciones anticonstitucionales, su destitución debe ser aprobada por los dos tercios del Parlamento, que en total cuenta con 199 diputados.

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