Aznar reconoce en Euskadi que se equivocó al presentar el proyecto de Secretos Oficiales

José María Aznar admitió ayer con rotundidad un error personal al dar luz verde al anteproyecto de ley de Secretos Oficiales, que ha recibido severas correcciones del Consejo General del Poder Judicial. Pero ahora, dijo en una conferencia de prensa en Bilbao para hacer balance de su visita de dos días a Euskadi, pretende incorporar la ley a "la cadena de éxitos" de su Gobierno. El jefe del Ejecutivo y Xabier Arzalluz coincidieron en responsabilizar al PSOE de la polémica autonómica de las últimas semanas, tras la renovación del concierto económico vasco.

Aznar aseguró que "con mucho gus...

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José María Aznar admitió ayer con rotundidad un error personal al dar luz verde al anteproyecto de ley de Secretos Oficiales, que ha recibido severas correcciones del Consejo General del Poder Judicial. Pero ahora, dijo en una conferencia de prensa en Bilbao para hacer balance de su visita de dos días a Euskadi, pretende incorporar la ley a "la cadena de éxitos" de su Gobierno. El jefe del Ejecutivo y Xabier Arzalluz coincidieron en responsabilizar al PSOE de la polémica autonómica de las últimas semanas, tras la renovación del concierto económico vasco.

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Aznar aseguró que "con mucho gusto" incorporará las observaciones del Poder Judicial al borrador de la ley, aunque precisó que eso no significa que esté de acuerdo con todas. Añadió que "ya sabía" que el citado órgano iba a proponer cambios y admitió que el proyecto "no se encuentra entre los grandes éxitos que acompañan la tarea del Gobierno".Ante la insistencia de las preguntas, declaró que se había equivocado al dar luz verde al anteproyecto. Pero lo único que desea ahora, según dijo, es "una legislación homologable" con la de los demás países europeos, aunque tampoco es urgente".

Tanto Aznar en la conferencia de prensa como el líder del PNV, Xabier Arzalluz, pusieron el acento ayer en ofrecer una imagen de acuerdo entre el Gobierno central y el PNV y en este empeño aparcaron las cuestiones conflictivas, relacionadas con la política penitenciaria del Ejecutivo, de tal manera que el propio Aznar no descartó ayer que en breve puedan volver a aparecer discrepancias en materias relacionadas con la pacificación.

Aznar quiso aprovechar el buen momento por el que pasan las relaciones de su Gobierno con el PNV, tras la renovación del Concierto económico, para hacer una operación de imagen en un País Vasco mucho más normalizado que el que le correspondió visitar a Adolfo Suárez hace 16 años. También quiso aprovechar la visita para resaltar la ausencia de viajes institucionales a Euskadi de su predecesor en La Moncloa, Felipe González. Por su parte, el Gobierno vasco ha hecho un gran esfuerzo para envolver de solemnidad oficial el viaje de Aznar.

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Comprensión recíproca

El presidente del Gobierno expresó igualmente su voluntad de avanzar en la comprensión recíproca entre populares y peneuvistas, al tiempo que proclamaba su deseo de llegar también, en la medida de lo posible, a una acción conjunta. En este terreno, se reafirmó en el apoyo personal que ha dado al Concierto económico, como "eje vertebrador", dijo, junto con el Estatuto de Gernika, de la sociedad vasca.

A propósito del Concierto, José María Aznar indicó que se trata de una singularidad vasca, no trasladable a otras comunidades y, por tanto, tampoco a Cataluña. El jefe del Gobierno no hizo concesión alguna en la conferencia de prensa. "Me importa más el desarrollo real del Concierto económico que cualquier otro acontecimiento anecdótico", dijo, en referencia a las quejas suscitadas en otras comunidades.

A lo largo de su intervención, utilizó un tono de dureza al referirse a los que desencadenaron la polémica, responsabilidad que hizo recaer preferentemente en el PSOE. Por un lado, restó importancia al conflicto. "No creo que el Concierto haya traído muchos problemas", indicó en una actitud defensiva. A continuación acusó de "demagogos" a los socialistas y les atribuyó la responsabilidad de "haber atizado un agravio inexistente entre comunidades".

Aznar ofreció á los nacionalistas garantías de su compromiso en el cumplimiento de los pactos relacionados con el desarrollo del Concierto y el Estatuto de Gernika. "No hacen falta pruebas adicionales de credibilidad", dijo, tras subrayar su deseo de reforzar el marco estatutario vasco.

A renglón seguido, sin embargo, tuvo que admitir que las relaciones con el PNV siguen estando sometidas a la inestabilidad derivada de las grandes divergencias que persisten en cuestiones como la estrategia pacificadora. "No aspiramos a estar en todo de acuerdo", señaló, antes de apuntar que en estos momentos hay "un grado de entendimiento suficiente".

Aunque no llegó a citarlo, Aznar se refería, sin duda, a los desacuerdos con el PNV en puntos tan sensibles para los nacionalistas como el trapaso de la gestión de la Seguridad Social, en materia de desarrollo del Estatuto de Gernika, la política penitenciaria y, desde luego, todo lo relacionado con la política de pacificación.

Todas estas cuestiones, abordadas en las conversaciones que Aznar ha mantenido con el presidente del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza, y con Arzalluz, han sido ignoradas deliberadamente en el balance del viaje para no deslucir la operación de imagen que ha resultado tan positiva para el jefe del Ejecutivo.

Pese a la simpatía y a las muestras de afecto, incluso, que los dirigentes del PNV han prodigado a Aznar, puede decirse que las relaciones entre el PNV y el PP siguen siendo precarias. El acuerdo sobre el Concierto ha sido posible en última instancia por la apuesta personal de Arzalluz, Ardanza, el vicelehendakari, Juan José Ibarretxe, y el portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, en el lado nacionalista, y de Aznar, Jaime Mayor Oreja y algunos dirigentes del PP vasco, por el lado popular. Se trata, pues, de una sintonía alcanzada en la cumbre de ambos partidos, sin reflejo en los órganos intermedios y, desde luego, en las bases.

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