La Liga de los entrenadores

Para un fútbol como el argentino, que exporta cada año toda su producción de jugadores hasta agotar lo mejor de la cantera, la diversión en los torneos locales pasa más por la competición entre entrenadores que por los equipos. De tal modo, se juega menos, se ve menos cantidad y calidad de fútbol, pero se habla más. En el debate de los entrenadores entre sí y con los periodistas que deben llenar cada día cientos de nuevos espacios abiertos en revistas, diarios, radios y en la televisión, se alcanzan niveles teóricos comparables al de las ciencias superiores. Tal y como se discute hoy en Argent...

Para un fútbol como el argentino, que exporta cada año toda su producción de jugadores hasta agotar lo mejor de la cantera, la diversión en los torneos locales pasa más por la competición entre entrenadores que por los equipos. De tal modo, se juega menos, se ve menos cantidad y calidad de fútbol, pero se habla más. En el debate de los entrenadores entre sí y con los periodistas que deben llenar cada día cientos de nuevos espacios abiertos en revistas, diarios, radios y en la televisión, se alcanzan niveles teóricos comparables al de las ciencias superiores. Tal y como se discute hoy en Argentina, el fútbol debería ser ya una carrera con título universitario por sus contenidos filosóficos y su complejo desarrollo práctico.El delirio alcanza su consagración mediática los lunes, cuando el principal telediario nocturno de la televisión dedica un espacio dentro del horario central a seguir la tabla de resultados de los tres ex entrenadores de la selección argentina que, por primera vez en muchos años, han vuelto a conducir equipos en el país. "César Luis Menotti", grita el presentador, "ganó seis partidos con el Independiente y empató uno, tiene un 80% e efectividad. Carlos Salvador Bilardo, entrenador del Boca, ganó cuatro, perdió dos y empató uno, tiene un 60% y, por último, Alfio Basile, que ganó dos con el Racing, empató tres y perdió dos, tiene 50%". El registro trata de reflejar en la pantalla la supuesta "batalla ideológica" que se da entre los aficionados partidarios del estilo de Menotti y el de Bilardo. Como si fuera un torneo de verano, el tercero en cuestión -Basile- aparece sólo para que los otros dos puedan disputar la final.

La ubicación de los equipos cuando concluya el campeonato y el resultado del partido que el Boca y el Independiente deben disputar entre sí dentro de tres semanas, van a escribir seguramente la historia oficial. Hasta el momento, Menotti vence a Bilardo en todos los terrenos, el de los resultados obtenidos, el de la calidad del juego y en el del reconocimiento de los aficionados neutrales. El Independiente, que sólo incorporó tres jugadores nuevos, marcha primero con seis puntos de ventaja sobre el Boca, que gastó casi 20 millones de dólares en la compra de jugadores. La hinchada del Independiente celebra con aplausos las buenas intenciones de su equipo y le dedica una ovación al final de cada partido. La del Boca insultó a Bilardo tras la segunda derrota consecutiva, y el entrenador tuvo que invertir parte de su dinero para que la llamada barra brava le renueve la confianza. La victoria por 3-2 frente al River, clásico rival del Boca, lograda de forma inmerecida cuando ya se habían jugado dos minutos más del tiempo reglamentario, le permitió otra semana de alivio.

El discurso de Menotti, sostenido ahora por un equipo en el campo, levantó el ánimo de los aficionados en un momento de incertidumbre y desilusión. La selección argentina, entrenada por el mítico ex capitán Daniel Passarella, ha perdido ya puntos importantes en la eliminatoria suramericana para disputar el próximo campeonato mundial. Passarella, que acabó su carrera jugando en Italia, se empecina en la elección de algunos jugadores base del equipo y se ha revelado como un entrenador indeciso y temeroso.