Cartas al director

Una lanza a favor del planeta de Verdú

Es patético comprobar que el artículo El planeta de Verdú traiciona a su autor, Michael Ugarte, al hacer gala de una ingenuidad recalcitrante, poniendo así en bandeja una razón más a favor de los argumentos del señor Verdú y de su lúcido e inteligente libro.Es sorprendente que "un intelectual sensato y progresista" afirme sin ambages que Clinton encarna el progresismo estadounidense. ¿Cómo es posible hablar de esto en un país en el que para que un presidente sea reelegido es necesario que desmantele de un plumazo el escaso y deficiente sistema de protección social, que su mujer suelte e...

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Es patético comprobar que el artículo El planeta de Verdú traiciona a su autor, Michael Ugarte, al hacer gala de una ingenuidad recalcitrante, poniendo así en bandeja una razón más a favor de los argumentos del señor Verdú y de su lúcido e inteligente libro.Es sorprendente que "un intelectual sensato y progresista" afirme sin ambages que Clinton encarna el progresismo estadounidense. ¿Cómo es posible hablar de esto en un país en el que para que un presidente sea reelegido es necesario que desmantele de un plumazo el escaso y deficiente sistema de protección social, que su mujer suelte en la convención demócrata una arenga a favor de Dios y la familia, que los compromisarios bailen al son de Macarena y que, como colofón, salte de nuevo a la escena el diabólico Sadam Husein -encarnando, cómo no, el mal supremo-, a quien se da un bélico escarmiento para desviar la atención de la opinión pública del escabroso escándalo -como siempre de faldas y prostitución- del asesor electoral?Es posible que este ilustre ciudadano norteamericano esté tan acostumbrado a buscar la verdad, dedicándose a la "investigación intelectual en su departamento, que sea incapaz de comprender que el señor Verdú no tiene intención alguna de erigirse en cátedra de nada ni está animado por ninguna pretensión científica. Creo que su ensayo es nada más -pero nada menos- que la irónica y sarcástica mirada de alguien que ha vivido y sufrido los embates del estilo de vida americanoPor último, me gustaría recalcar que mis opiniones no encarnan "los sentimientos más exaltados provenientes de tertulias, calles, bares y sobremesas españolas", sino que son consecuencia de mi experiencia de tres años de residencia en un país en el que la ignorancia y el fanatismo son, por desgracia, bandera nacional

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