Cartas al director

Inadvertidos

El pasado 17 de agosto tuve que acudir al depósito municipal de vehículos para recuperar mi coche, que, para poder asfaltar la calle donde estaba correctamente aparcado, había sido retirado por la grúa municipal. Aquí empezó un largo periplo, en el que tuve que sufrir el nefasto funcionamiento de ciertos servicios municipales y la falta de colaboración, e incluso la mala fe, de la Policía Municipal.Sorprende, para empezar, que, especialmente en época de ausencias por vacaciones los vecinos no sean advertidos con suficiente antelación para que eviten dejar sus vehículos en calles que van a ser ...

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El pasado 17 de agosto tuve que acudir al depósito municipal de vehículos para recuperar mi coche, que, para poder asfaltar la calle donde estaba correctamente aparcado, había sido retirado por la grúa municipal. Aquí empezó un largo periplo, en el que tuve que sufrir el nefasto funcionamiento de ciertos servicios municipales y la falta de colaboración, e incluso la mala fe, de la Policía Municipal.Sorprende, para empezar, que, especialmente en época de ausencias por vacaciones los vecinos no sean advertidos con suficiente antelación para que eviten dejar sus vehículos en calles que van a ser asfaltadas.

La recuperación del coche me obligó a dirigirme a tres dependencias de la Policía Municipal (en Colón, Chamartín y Mercamadrid) para obtener la autorización final para retirarlo.

Al acercarme a mi coche, observé que había sido depositado junto a otro, al que estaba tocando, y que tenía dos nuevas abolladuras. Lejos de ofrecerme cualquier ayuda, los agentes de la Policía Municipal de servicio en el depósito de vehículos número 2, pese a reconocer los hechos que yo alegaba, dificultaron el ejercicio de mis derechos, negándose a certificar de ningún modo que mi coche tenía desperfectos que no constaban en el parte de ingreso, diciéndome que sacara el vehículo del depósito y fuera, si quería, a la comisaría a denunciar los daños producidos o llamase a un notario.

Finalmente, solicité ayuda de la Policía Nacional, cuyos agentes, al llegar, pidieron ver el parte de entrada del vehículo, que me había sido mostrado anteriormente y que a ellos les fue negado, aduciendo que era un documento interno y que no podía enseñarse, con el propósito evidente de obstaculizar su tarea.

Sería bueno que los responsables municipales reflexionaran sobre el funcionamiento de la grúa municipal sobre el que pesan tantas quejas, pero sobre todo, resulta intolerable la actuación de los agentes de la Policía Municipal implicados en este caso, muy lejana del espíritu de servicio al ciudadano que debería presidir sus actuaciones.

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