Tribuna:

El 'efecto "Tiberiades'

Sólo un cuatrimestre después de su llegada al poder (con dos meses casi sumergidos por las vacaciones veraniegas), el Gobierno Aznar se ve sometido a una ofensiva artillera municionada con proyectiles de grueso calibre. Los blancos instalados en el campo de tiro se corresponden con sus más sonadas actuaciones iniciales: el abuso de los decretos-leyes a costa de la primacía del Parlamento, el amiguismo en la designación de presidentes de empresas públicas, el incumplimiento de las promesas de reducir o contener la presión fiscal, los procedimientos lesivos para los derechos humanos utili...

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Sólo un cuatrimestre después de su llegada al poder (con dos meses casi sumergidos por las vacaciones veraniegas), el Gobierno Aznar se ve sometido a una ofensiva artillera municionada con proyectiles de grueso calibre. Los blancos instalados en el campo de tiro se corresponden con sus más sonadas actuaciones iniciales: el abuso de los decretos-leyes a costa de la primacía del Parlamento, el amiguismo en la designación de presidentes de empresas públicas, el incumplimiento de las promesas de reducir o contener la presión fiscal, los procedimientos lesivos para los derechos humanos utilizados en la deportación de inmigrantes ilegales, la negativa (continuista con el. Gobierno socialista) a desclasificar los papeles del Cesid, la inmolación de Aleix Vidal-Quadras en el altar de la alianza con Pujol, la conclusión de la quebrada Televisión estatal con una empresa privada mexicana embanderada con el PRI, el anteproyécto de Ley de Secretos Oficiales, la multiplicación de globos-sonda sobre medidas recaudatorias (autovías, agua, recetas ...) posteriormente desmentidas, la oscuridad en torno el nuevo sistema de financiación autonómica....Abstracción hecha del carácter acertado o injustificado de tales decisiones, el rasgo más sorprendente de ese implacable bombardeo crítico es la topografía de sus rampas de lanzamiento. Las baterías del PSOE apenas han participa do en la refriega, seguramente a la espera de que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre el futuro procesal de Felipe González; para desconcierto del Gobierno Aznar, los cañonazos son de ' fuego amigo y proceden de la retaguardia política y mediática que suministró a los populares el apoyo logístico necesario para ganar las elecciones del 3-M. Es cierto que los arañazos en la piel de Aznar son tortas y pan pintado si se los compara con las heridas sufridas en su día por Adolfo Suárez y Felipe González. Sucede, sin embargo, que ningún presidente del Gobierno fue apuñalado por la espalda tan temprano y con tanta saña. La ruptura epistolar y mitinera de Anguita, fiel escudero de Aznar en la estrategia de desgaste del PSOE durante la anterior legislatura, eleva su frustración por no ver recompensados sus servicios a la amenaza de reconvertir IU en un partido anti-sistema. Los vitriólicos insultos de significados miembros de la antigua corte, periodística del PP, decepcionados por haber sido marginados a la hora de repartir cargos y tomar decisiones, no han respetado siquiera los plazos de luto para llorar la muerte de los deudos.

Ante las tormentas políticas, Felipe González solía adoptar una actitud fatalista de raíces campesinas: si los chaparrones terminan cuando las nubes vacían su carga, algún día escampará también el aguacero de los escándalos. En la rueda de prensa celebrada en el Congreso hace ocho días, Aznar trató de conjurar la borrasca que le amenaza con una estrategia de inspiración evangélica: tranquilizar las embravecidas aguas de la opinión pública con su presencia y sus palabras. Mientras Jesús -dormido sobre un cabezal- y sus discípulos navegaban un atardecer por el mar de Galilea, se levantó "una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas" (Mateo, 8, 24) y al borde del naufragio; despertado por sus aterrorizados acompañantes, Cristo "increpó al viento y al oleaje, que amainaron, y sobrevino la bonanza" (Lucas, 8, 24). Después de recibir la admonición del Maestro por su miedo y falta de fe, los apóstoles se admiraban: "Pues ¿quien es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?" (Marcos, 4, 41). Según afirmó el secretario de Estado de Comunicación tras el último Consejo de Ministros, la intervención de Aznar produjo igualmente el efecto Tiberiades de calmar las aguas de la política española; a la vista de las quejas de los diputados Ramallo y Baón y de las recrecidas críticas de los publicistas que trabajaron para el PP hasta hace pocos meses, no parece, sin embargo, que la fe apostólica de Rodríguez sea compartida por toda la congregación popular.

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