Cartas al director

La Casa del Tesoro y el alcalde

Soy un ciudadano más de esta annésica ciudad, en la cual determinados políticos saturados de saber y conocimiento se cargan de un plumazo de pico y pala las escasísimas reliquias que podrían impedir o paliar la amnesia histórica a la que me refería. ¿Cómo puede un político de paso, por mucho respaldo electoral que tenga, decidir destruir aquello que pertenece, indudablemente, a la conciencia história de esta villa y de este país, sin que ello no suponga automáticamente su tumba política y quizá algo más? ¿Acaso se nos ha preguntado a los ciudadanos y vecinos de la vill...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Soy un ciudadano más de esta annésica ciudad, en la cual determinados políticos saturados de saber y conocimiento se cargan de un plumazo de pico y pala las escasísimas reliquias que podrían impedir o paliar la amnesia histórica a la que me refería. ¿Cómo puede un político de paso, por mucho respaldo electoral que tenga, decidir destruir aquello que pertenece, indudablemente, a la conciencia história de esta villa y de este país, sin que ello no suponga automáticamente su tumba política y quizá algo más? ¿Acaso se nos ha preguntado a los ciudadanos y vecinos de la villa si estamos dispuestos a renunciar a nuestro pasado histórico por un bonito aparcamiento?Creo que cualquier madrileño, con un poco de sensibilidad e inquietud histórica por el pasado, hubiera respondido un no rotundo.

Nuestro alcalde nos ha ahorrado el trabajo de decidir; lo cierto es que ya sabemos el valor que da a unos restos arqueológicos, sin duda alguna, para él "desechables y prescindibles".

Es muy posible que ese monton de piedras nos las recoloquen en alguna bonita plaza, para recordarnos que el ciudadano de villa no viene directamente homo erectus, sino que en algún momento del pasado aquí habitó "el moro, el cristiano y alguna que otra rara especie de la historia", pero, al fin y al cabo, eso es algo que ya está en los libros de historia, por lo que ese montón de piedras bien vale un bonito aparcamiento, ¿verdad, señor alcalde?-

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En