Verde sobre rojo

Las ramas que tapaban un semáforo, posible causa del sangriento choque entre un coche y un autobús de la EMT

A las 17.25 del pasado sábado 6 de julio, el olmo del cruce de las calles de Mauricio Legendre y del Padre Francisco Palau y Quer (Chamartín) llevaba ya un mes ocultando la verdad. Lo hacía de día y de noche, con conocimiento del Ayuntamiento y ante la vista de miles de conductores que, como Carlos V. G., de 25 años, circulaban a su vera. Circulaban y no distinguían detrás del verde de las ramas la señal del semáforo principal. Un ocultamiento que esa tarde del 6 de julio presumiblemente impidió a Carlos ver el disco rojo de su carril. Prosiguió su camino y se estrelló contra un autobús de la ...

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A las 17.25 del pasado sábado 6 de julio, el olmo del cruce de las calles de Mauricio Legendre y del Padre Francisco Palau y Quer (Chamartín) llevaba ya un mes ocultando la verdad. Lo hacía de día y de noche, con conocimiento del Ayuntamiento y ante la vista de miles de conductores que, como Carlos V. G., de 25 años, circulaban a su vera. Circulaban y no distinguían detrás del verde de las ramas la señal del semáforo principal. Un ocultamiento que esa tarde del 6 de julio presumiblemente impidió a Carlos ver el disco rojo de su carril. Prosiguió su camino y se estrelló contra un autobús de la EMT. En el accidente resultaron heridas 12 personas, entre ellas, Carlos V. G., quien después de tres operaciones aún permanece en el hospital La Paz. El Ayuntamiento, que conocía la situación del árbol desde un mes antes, aún tardó una semana en desmochar el olmo.Tres historias convergieron a las 17.25 del sábado 6 de julio en el cruce. La primera iba en un Peugeot 205 blanco que circulaba por el carril derecho de la avenida del Padre Francisco Palau y Quer. Carlos V. G. conducía en dirección a la estación de Charmartín, donde pensaba recoger unos billetes de tren. Le acompañaban tres amigas. A su espalda habían dejado el paseo de la Castellana.

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La segunda historia es la del autobús de la línea 124 de la Empresa Municipal de Transportes (EMT). Veinte minutos antes había salido de La Coma. Al llegar a Mauricio Legendre, con una quincena de pasajeros, había efectuado su primera parada. Circulaba por el carril derecho en sentido sur. Tras abrir las portezuelas, su conductor avanzó unos metros y esperó a ver el disco en verde del cruce con la avenida de Palau y Quer. En ese lugar, en la parte derecha, junto a una farola, se levantaba la tercera historia. La de un frondoso olmo, de unos cuatro metros de altura, que se había convertido desde hacía exactamente un mes en un peligro público: sus ramas impedían la visión del semáforo principal de la calle del Padre Francisco Palau y Quer. Este peligro era bien conocido por el Área de Circulación del Ayuntamiento, que ya el 6 de junio, según un portavoz oficial, había ordenado a la Junta de Chamartín que desmochase el árbol. Esa tarde de julio, sin embargo, la orden aún no había sido cumplida y Carlos V. G. siguió adelante sin ver -así lo mantienen sus allegados- el disco en rojo del semáforo de su carril.

Impacto demoledor

El impacto fue demoledor. El autobús, que circulaba por su carril derecho, se estrelló contra el lateral izquierdo del Peugeot 205, que salió lanzado 20 metros. Segundos antes de la colisión, el conductor del transporte público, había tratado de girar hacia la izquierda para evitar el choque frontal, lo que causó que un Seat Toledo que, según la Policía Municipal, circulaba en paralelo se saliese de la calzada.El estrépito del accidente sacudió incluso a los vecinos que dormían la siesta en su casa., Los que bajaron pudieron ver 12 heridos. Ocho eran ocupantes del autobús y cuatro viajaban en el Peugeot 205. Ninguno presentaba heridas de gravedad, excepto Carlos V. G.. Tras ser rescatado por los bomberos, fue trasladado al hospital La Paz con lesiones de extrema gravedad en la cabeza. Tras el accidente, nadie dudó en atribuir el choque a que el conductor se había saltado un semáforo en rojo. Pero nadie miró la instalación. A la altura del cruce, la avenida del Padre Francisco Palau y Quer dispone de dos semáforos, uno a cada lado de un carril. La investigación no ha determinado si el situado a la izquierda, de poste y sin vegetación a su alrededor, pudo ser ocultado por otro vehículo durante el paso del Peugeot 205. El segundo semáforo, cuyos dos discos estaban tapados por el olmo, permaneció igual tras el accidente, pese a su peligro.

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De hecho, la orden de limpieza del Área de Circulación, librada el 6 de junio, no pasó por el. Servicio de Vía Pública de la Junta de Chamartín hasta mediados de julio. Y aunque el Ayuntamiento, a través de su portavoz, sostiene que la citada junta ordenó cumplirla el mismo día del accidente -curiosamente, un sábado-, el jefe del Servicio de Vía Pública de la Junta de Chamartín ha afirmado a este periódico que no fue hasta el 15 de julio, es decir, nueve días después del accidente, cuando pidió a la empresa contratada -Conservación de Jardines y Viveros Raga- que cortase las ramas. La poda, además, no se efectuó inmediatamente, según ha confirmado la citada empresa. Estos datos implican que desde que Circulación ordenó el desmoche hasta que éste se efectuó transcurrieron un mínimo de 40 días. Durante ese tiempo miles de conductores circularon junto a ese semáforo. Uno de ellos fue Carlos V. G., con su Peugeot 205.

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