Cartas al director

Las joyas de Mario Conde

El lunes día 15 de julio se publicó en la sección de Economía un artículo en el cual se explicaba cómo Mario Conde operó con cuentas en bancos de Suiza y del Principado de Liechtenstein. Algunas de estas cuentas recibieron nombres de piedras preciosas.El mencionado artículo revela algunos nombres como rubí, zafiro y amatista, y expone que las tres gemas tienen en común la procedencia de la familia del corindón.

Me gustaría aclarar que la amatista poco tiene que ver con los dos primeros, ya que ésta es una variedad violeta y púrpura del cuarzo. La amatista es, pues, sílice, y su color lo...

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El lunes día 15 de julio se publicó en la sección de Economía un artículo en el cual se explicaba cómo Mario Conde operó con cuentas en bancos de Suiza y del Principado de Liechtenstein. Algunas de estas cuentas recibieron nombres de piedras preciosas.El mencionado artículo revela algunos nombres como rubí, zafiro y amatista, y expone que las tres gemas tienen en común la procedencia de la familia del corindón.

Me gustaría aclarar que la amatista poco tiene que ver con los dos primeros, ya que ésta es una variedad violeta y púrpura del cuarzo. La amatista es, pues, sílice, y su color lo debe a impurezas de hierro en su estructura y que está inducido por fenómenos de radiación. El rubí y el zafiro, piedras preciosas por excelencia, con el permiso del diamante, son ambas óxido de aluminio, con trazas del elemento cromo en su estructura para el rojo del rubí y con hierro y titanio para el azul del zafiro. Son dos tipos de gemas muy distintas tanto en propiedades como valor y es por tanto justo aclarar la confusión.

Aunque esta confusión sea hasta cierto punto lógica, ya que muchas piedras preciosas reciben el nombre de otras por su similitud en el color y se cae en la confusión. Sin ir más lejos, una amatista oriental es un zafiro violeta, nomenclatura que induce a error si no se llama a las cosas por su nombre.

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Es pues muy importante que en gemología se continúe trabajando a favor del uso correcto de la nomenclatura de las piedras para no caer en errores de concepto, y menos todavía en fraudes.-

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