Un proyecto de Helmut Kohl

A final de 1997 culminará un proyecto del que Alemania ha sido principal motor. "Europol son los alemanes", como dice Jan Vos. El canciller Helmut Kohl, obsesionado por la seguridad interna de la Unión Europea (UE), puesta en cuestión por las mafias transnacionales procedentes del Este, lo propuso en 1991. Bajo su presidencia, en el segundo semestre de 1994, organizó 28 reuniones del grupo de trabajo y en la cumbre de Essen logró consagrarlo, "al atraer a François Mitterrand, frente a la resistencia de Charles Pasqua", partidario del nacionalismo policial. "Durante años apenas si ha hablado de...

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A final de 1997 culminará un proyecto del que Alemania ha sido principal motor. "Europol son los alemanes", como dice Jan Vos. El canciller Helmut Kohl, obsesionado por la seguridad interna de la Unión Europea (UE), puesta en cuestión por las mafias transnacionales procedentes del Este, lo propuso en 1991. Bajo su presidencia, en el segundo semestre de 1994, organizó 28 reuniones del grupo de trabajo y en la cumbre de Essen logró consagrarlo, "al atraer a François Mitterrand, frente a la resistencia de Charles Pasqua", partidario del nacionalismo policial. "Durante años apenas si ha hablado de otra cosa".Luego, la presidencia francesa resolvió la mitad del obstáculo británico. El Reino Unido se resistía a que los litigios entre Estados por la aplicación del Convenio Europol los dirimiese el Tribunal de las Comunidades, con sede en Luxemburgo. Se arbitró que, en caso de controversia, los Gobiernos enfrentados dispondrían de seis meses para decidir cómo solucionarla, y catorce Estados decidieron que siempre recurrirían al tribunal. Quedaba la mitad del obstáculo: ¿Quién interpretaría el convenio a título prejudicial, es decir, para orientación de los tribunales internos? La presidencia española resolvió el fondo del problema con un borrador de protocolo por el que se concedía a Londres una cláusula de exclusión para que el intérprete fuera el tribunal. Pero no llegó a ser acordado y aprobado hasta la reciente cumbre de Florencia.

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De hecho, y aun con esa limitación, las facultades del tribunal son Ias únicas que configuran al proyecto cómo comunitario y no meramente intergubernamental. La financiación del FBI europeo no corre a cargo del presupuesto común, sino de los Estados miembros; los Gobiernos podrán excluir a la Comisión de las reuniones del Consejo de Administración de Europol, y el Parlamento sólo recibirá una información genérica anual.

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