Milud respira

El argelino que salvó a una menor en el metro recibe un premio humanitario

Milud recobró ayer la sonrisa. Por primera vez en casi dos meses, el inmigrante argelino abandonó el hospital Doce de Octubre, donde permanece ingresado desde el pasado 1 de mayo, en que perdió la pierna izquierda y el ojo derecho por salvar a una joven en el metro. Y lo hizo para ir al parque del Retiro a recoger el Premio al Mérito Humanitario, concedido por el Servicio de Ambulancia Municipal (Samur) durante la celebración de su patrona, la Virgen del Perpetuo Socorro.En ambulancia, con las dos piernas y el ojo vendados, él pelo recién cortado y las lágrimas a punto de asomar, Milud...

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Milud recobró ayer la sonrisa. Por primera vez en casi dos meses, el inmigrante argelino abandonó el hospital Doce de Octubre, donde permanece ingresado desde el pasado 1 de mayo, en que perdió la pierna izquierda y el ojo derecho por salvar a una joven en el metro. Y lo hizo para ir al parque del Retiro a recoger el Premio al Mérito Humanitario, concedido por el Servicio de Ambulancia Municipal (Samur) durante la celebración de su patrona, la Virgen del Perpetuo Socorro.En ambulancia, con las dos piernas y el ojo vendados, él pelo recién cortado y las lágrimas a punto de asomar, Milud Jedari, de 25 años, recibió un generoso aplauso de las más de doscientas personas presentes en el paseo Fernán Núñez del Retiro. Con una sonrisa tímida y unas breves palabras, traducidas por una empleada de la Embajada de Argelia, agradeció el cariño de la gente. "Aprovecho para dar las gracias a todos los que se han interesado por mí desde el día que ocurrió el accidente. Todo esto me sirve para seguir adelante". Dicho esto, recogió de manos del alcalde, José María Alvarez del Manzano, su trofeo. "Se trata de un recuerdo que te hacen todos los madrileños dándote las gracias", fueron las palabras del edil hacia el joven inmigrante.

Durante su breve visita al Retiro, Milud volvió a encontrarse con los voluntarios del Samur, que le atendieron a los pocos minutos de que un convoy del metro le arrollara en la estación de Embajadores.

Una vez conocido su heroico gesto a través de los medios de comunicación, decidieron premiar su coraje. Una de las personas que le socorrió, Luis de la Fuente, aseguró ayer: "Cuando le atendimos no sabíamos del gesto tan noble que tuvo cuando nos enteramos quedamos admirados de su valentía". Milud escuchaba Iento todos los agradecimientos y miraba de reojo la ambulancia que le llevaría de nuevo a su encierro: a una habitación de la octava planta del Doce de Octubre.Allí se entretiene, según contó, con las cartas que a diario le envían decenas de españoles y con las visitas, muchas de ellas de compatriotas argelinos, que le ayudan con un rato de conversación en árabe a despistar las largas horas de convalecencia. "Gracias, de verdad. Gracias por todo", decía ante el remolino de admiradores, periodistas y fotógrafos, que se apiñaron a su alrededor. El alcalde terció en el revuelo: "Por favor, sigamos con el acto de entrega de premios; y luego hablan ustedes con él". Milud Jedari apenas podía entender nada. A la sombra, sentado en una camilla, echaba vistazos a las copas de los árboles. Sonreía y tomaba aire del Retiro.

La alegría de Milud se tomó en un gesto de tristeza cuando los voluntarios del Samur le llevaron de nuevo a la ambulancia. Otra vez, camino del hospital.

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