Mayor afirma que cortó los contactos que mantenía el Gobierno del PSOE con ETA desde julio de 1995

El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, cortó la vía de diálogo que el Gobierno socialista abrió con ETA en julio del año pasado con la mediación del argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz de 1980, designado para esta misión por la organización terrorista. Su labor contó con el beneplácito del presidente del Gobierno, Felipe González, y del movimiento Elkarri y la Fundación Carter. Las conversaciones, llevadas en el más estricto secreto, sufrieron un duro golpe tras el asesinato de seis trabajadores de la Armada en el barrio madrileño de Vallecas en diciembre de 1995. Aun...

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El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, cortó la vía de diálogo que el Gobierno socialista abrió con ETA en julio del año pasado con la mediación del argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz de 1980, designado para esta misión por la organización terrorista. Su labor contó con el beneplácito del presidente del Gobierno, Felipe González, y del movimiento Elkarri y la Fundación Carter. Las conversaciones, llevadas en el más estricto secreto, sufrieron un duro golpe tras el asesinato de seis trabajadores de la Armada en el barrio madrileño de Vallecas en diciembre de 1995. Aunque diversas fuentes creen que esta vía sigue abierta, Mayor declaró ayer: "No hay ninguna vía abierta. Yo no voy en esa dirección".

Pérez Esquivel sirvió de correo entre el denominado aparato de interlocución de ETA y el Gobierno socialista durante meses. Aunque la propuesta chocó inicialmente contra las reticencias del Ejecutivo, éste y González acabaron por aceptarla.La mediación del premio Nobel de la Paz estaba respaldada por la organización vasca Elkarri (Movimiento por la Paz y el Diálogo) y la norteamericana Fundación Carter, inspirada por el ex presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter. Uno de los dirigentes de la fundación, Harry Barnes, encargado del departamento de Resolución de Conflictos, ha participado activamente en las conversaciones con los representantes de ETA deportados en la República Dominicana.

Pérez Esquivel se ha entrevistado en secreto durante los últimos meses al menos en dos ocasiones con representantes de ministerio del Interior para transmitirles las exigencias de ETA. Una de ellas era debatir la último propuesta etarra -una nueva versión de la Alternativa KAS ahora denominada Alternativa democrática- difundida por la organización terrorista tras el atentado perpetrado contra José María Aznar el 19 de abril del año pasado.

Otra exigencia, más concreta, consistía en el fin de la política de dispersión y, consecuentemente, el reagrupamiento de los presos de ETA en el País Vasco. La organización terrorista llegó a facilitar los nombres concretos de varios dirigentes presos que servirían como interlocutores de la banda.

Las conversaciones canalizadas a través de Pérez Esquivel iban por buen camino hasta que ETA asesinó el 11 de diciembre del año pasado, mediante un coche bomba, a seis empleados civiles de la Armada en el barrio madrileño de Vallecas.

Xabier Arzalluz, presidente del Partido Nacionalista Vasco, aseguraba horas después de esta matanza que ETA había cerrado así la posibilidad de un "final civilizado" al problema de la violencia "en muchos años". Arzalluz aseguró que el atentado no sólo había matado a seis personas, sino también "una pequeña esperanza" de lograr un final dialogado al terrorismo.

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Atentado de Vallecas

Tras el atentado de Vallecas parece que se restableció el canal de comunicación a través del pacifista argentino. Éste transmitió a ETA la conveniencia de que hiciera "un gesto" de distensión que podría consistir en la liberación del industrial guipuzcoano José María Aldaya, entonces secuestrado. Según las fuentes informantes, ETA aceptó la sugerencia, aunque le confesó a Pérez Esquivel que para entonces ya tenía prácticamente decidida la puesta en libertad del rehén.

La llegada de Pérez Esquivel a España, la semana pasada, para declarar ante el juez Baltasar Garzón sobre los españoles desaparecidos durante la dictadura militar en Argentina, así como la presencia de varios dirigentes de la Fundación Carter, han dado pie a expertos antiterroristas a relacionar estos hechos con la reciente tregua decretada por ETA.

Mientras las fuentes no pueden precisar si ha continuado en funcionamiento la vía Pérez Esquivel tras la llegada del PP al Gobierno, el pasado mayo, el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, afirmó ayer con rotundidad que él cortó ese canal. "No hemos hecho absolutamente nada. Estoy trabajando como si eso no hubiera existido. Yo no voy en esa dirección. Puedo asegurar que no hay ninguna vía abierta y reitero lo que he dicho otras veces respecto a que no hay nada que dialogar".

Mayor pidió ayer a los partidos políticos y a la sociedad que no les "descoloque" el comunicado "trampa" de ETA, aunque él mismo reconoció que nadie puede saber "del todo" si detrás del último comunicado etarra hay realmente un sector de la organización partidario del fin de las acciones criminales.

Frente a algunos sectores políticos de la oposición que creen que "se está cociendo algo", Mayor insistió ayer en su creencia de que el día que ETA o "alguno de sus sectores" quiera abandonar las armas "habrá síntomas inequívocos". El ministro calificó la tregua etarra de "trampa".

El ex ministro de Justicia e Interior, el socialista Juan Alberto Belloch, negó que su Gobierno haya mantenido conversaciones con ETA durante la anterior legislatura. Para Belloch, la tregua anunciada por esta organización es sólo "un mensaje interno a sus militantes y organizaciones que les apoyan" con objeto de convencerles de que es el Gobierno el que se opone a cualquier negociación.

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