Madrid y Lisboa, unidas en la carrera hacia el euro

Jaime Gama, ministro de Asuntos Exteriores de Portugal, es un político que sabe hacer oídos sordos. Por más que se le preguntó ayer si la suerte de su país en la carrera porllegar a tiempo a la moneda única europea, en 1999, estaba estrechamente vinculada a la de España no contestó.En sus respuestas habló, eso sí, de los esfuezos que Lisboa llevaba a cabo por alcanzar esa meta. Aseguró que estaba "bien colocado", pero no dio su brazo a torcer reconociendo lo que los mercados demostraron espectacularmente hace dos semanas: Portugal no podrá acceder a la última fase de la unión monetaria sin que...

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Jaime Gama, ministro de Asuntos Exteriores de Portugal, es un político que sabe hacer oídos sordos. Por más que se le preguntó ayer si la suerte de su país en la carrera porllegar a tiempo a la moneda única europea, en 1999, estaba estrechamente vinculada a la de España no contestó.En sus respuestas habló, eso sí, de los esfuezos que Lisboa llevaba a cabo por alcanzar esa meta. Aseguró que estaba "bien colocado", pero no dio su brazo a torcer reconociendo lo que los mercados demostraron espectacularmente hace dos semanas: Portugal no podrá acceder a la última fase de la unión monetaria sin que lo haga España.

En plena Revolución de los claveles, hace 22 años, algunas pintadas rezaban en Lisboa que los portugueses eran el único pueblo ibérico liberado del yugo castellano. El eslogan ha dejado de ser verdad, porque España está conquistado pacíficamente a Portugal.

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Si aún cabía alguna duda, quedó disipada el 9 de mayo, cuando el vicepresidente Rodrigo Rato hizo suya la idea de "parar el reloj" de la unión monetaria, aunque después rectificó. Los mercados españoles cayeron y arrastraron de paso a los portugueses. El mundo de las finanzas daba así por descontado que Portugal no podrá ingresar en el "paraíso monetario del euro" sin España.

De nada había servido que, nueve días antes, el vicegobernador del banco central portugués, Luis Campos e Cunha, resaltase que su país era el mejor colocado en el, sur de Europa para subirse al carro de la moneda común. "Para los agentes económicos, Portugal está con relación a España en la misma situación de dependencia que Irlanda con el Reino Unido o Austria con Alemania", comentó un diplomático.

Algunas estadísticas ilustran la "invasión" pacífica española de su vecino occidental. España se ha convertido en el primer suministrador de Portugal. Sus exportaciones se elevaron a 951.100 millones de pesetas en l995, la quinta parte de las compras de Portugal al extranjero, y su cuota de mercado aumenta cada año un 1%. España es además el tercer cliente de Portugal - 15% de sus exportaciones- justo detrás de Francia, a la que rebasará pronto.

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El supéravit para España en la balanza comercial alcanzó en 1995 la cifra récord de 529.500 millones de pesetas. Si Portugal introdujese la moneda única, una divisa fuerte, y España conservase su peseta, el déficit portugués se dispararía aún más. "Lo más llamativo", subraya un diplomático, "es que son los mismos productos los que se intercambian lo que ilustra una creciente integración de ambas economías".

A la conquista comercial hay que añadir la inversión. En 1994 se alcanzó el cenit, con 244.756 millones de pesetas invertidos por empresas españolas al oeste de la Península. Portugal fue ese año el primer destino de la inversión española en el extranjero. En los últimos cuatro años, 510.672 millones de pesetas han sido invertidos por los españoles del otro lado de la frontera.

El año récord para la inversión portuguesa en España fue 1995, en el que se situó en 31.538 millones de pesetas. España es tradicionalmente el primer objetivo de la inversión lusa más allá de sus fronteras.

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