RELIGIÓN

Un obispo anglicano, absuelto de herejía por ordenar a un 'gay'

El obispo de la Iglesia Episcopaliana Walter Righter, de 72 años, puede disfrutar ahora de su jubilación con mayor tranquilidad: un tribunal interno de la Iglesia ha decidido que no incurrió en herejía por haber ordenado diácono al reverendo Barry Stopfel en 1990, sabiendo que era homosexual. Los obispos del tribunal, que tomaron la decisión por siete votos contra uno, anularon una resolución de 1979 que prohibía la ordenación de gays, pero aclararon que el fallo "no supone una opinión moral sobre las relaciones entre personas del mismo sexoLos criterios sobre la ordenación de homosexuales, di...

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El obispo de la Iglesia Episcopaliana Walter Righter, de 72 años, puede disfrutar ahora de su jubilación con mayor tranquilidad: un tribunal interno de la Iglesia ha decidido que no incurrió en herejía por haber ordenado diácono al reverendo Barry Stopfel en 1990, sabiendo que era homosexual. Los obispos del tribunal, que tomaron la decisión por siete votos contra uno, anularon una resolución de 1979 que prohibía la ordenación de gays, pero aclararon que el fallo "no supone una opinión moral sobre las relaciones entre personas del mismo sexoLos criterios sobre la ordenación de homosexuales, dicen los miembros del tribunal, no forman parte de la doctrina básica de la Iglesia Episcopaliana. "Cuando cambia el contexto de la sociedad, las enseñanzas de la Iglesia también pueden cambiar", como ocurrió con la esclavitud, antes aceptada y luego condenada, o con el divorcio, primero rechazado y después admitido, reflexionan los obispos.

A pesar de qué la decisión evita problemas con otros dos obispos que también han ordenado diáconos homosexuales, las aguas pueden seguir agitadas en el seno de la Iglesia Episcopaliana, que con sus dos millones y medio de fieles es la duodécima institución religiosa de EE UU. Los 10 obispos que promovieron el proceso de herejía contra su compañero Walter Righter pueden recurrir ante el Tribunal de Apelaciones. Samuel Edwards, director ejecutivo del Sínodo Episcopal, cree que la decisión tendrá consecuencias muy negativas "porque choca con las tradiciones más asentadas de la Cristiandad" y teme que sea un factor de división en la próxima Convención General de 1997.

Canterbury

Por otra parte, Lord Runcie, antiguo arzobispo de Canterbury y cabeza visible de la Iglesia de Inglaterra durante 11 años, ha desvelado que ordenó sacerdotes homosexuales durante su ministerio. "He preferido no saber lo que ocurría en sus dormitorios, a menos que ellos fueran quienes desearan contármelo", dijo anoche. El Sínodo -órgano de gobierno del anglicanismo- ha criticado su postura, recordando que sigue sin aceptar la presencia en su seno de homosexuales con una vida sexual activa. La Iglesia de Inglaterra acepta a los homosexuales laicos, pero exige castidad a aquellos que desean ser ungidos. En sus declaraciones, Lord Runcie ha puntualizado que nunca ordenó sacerdotes, a sabiendas, a homosexuales que vivían en pareja.

El ala más radical del anglicanismo inglés, el grupo evangélico Reform, ha pedido ya a su sucesor, el arzobispo George Carey, que castigue a cualquier obispo de similar parecer. La asociación de homosexuales y lesbianas cristianos, por el contrario, le agradece la franqueza, aunque sea tardía.

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