Cartas al director

Dos muertes más, pero... ¿hasta cuándo?

Cuarenta y ocho horas después de enterarnos de la muerte de nuestras amigas y compañeras en Ruanda, Carmen (navarra) y Alfonsina (ruandesa), religiosas de la caridad de Santa Ana, no nos lo acabábamos de creer. En Ruanda convivimos diariamente con gente que ha visto la muerte muy de cerca y que ha perdido a muchos de los suyos en poco tiempo. Sin embargo, no nos acostumbramos a ella.Cuando la muerte viene de golpe, por sorpresa, sin que nadie se lo espere, todavía es más difícil de aceptar. Y si la pérdida se produce al cruzarse en el camino con una mina antitanque, el hecho hace que nos repla...

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Cuarenta y ocho horas después de enterarnos de la muerte de nuestras amigas y compañeras en Ruanda, Carmen (navarra) y Alfonsina (ruandesa), religiosas de la caridad de Santa Ana, no nos lo acabábamos de creer. En Ruanda convivimos diariamente con gente que ha visto la muerte muy de cerca y que ha perdido a muchos de los suyos en poco tiempo. Sin embargo, no nos acostumbramos a ella.Cuando la muerte viene de golpe, por sorpresa, sin que nadie se lo espere, todavía es más difícil de aceptar. Y si la pérdida se produce al cruzarse en el camino con una mina antitanque, el hecho hace que nos replanteemos muchas cosas de este mundo en el que vivimos.

Con la vista nublada por las lágrimas de dolor, de impotencia y de rabia, nos preguntamos dónde están ahora todos aquellos verdugos, anónimos y silenciosos, que se esconden detrás de las montañas de dinero que les proporciona la venta de estos artilugios asesinos, que no distinguen a quien van a matar. Se han hecho campañas para pedir que se dejen de fabricar minas en España. ¿Alguien ha hecho caso? Desde Ruanda, queremos dar el pésame a todos los familiares de, las víctimas que estos malditos inventos han hecho en nuestro planeta y, a la vez, les pedimos disculpas por no haber presionado más a nuestro Gobierno y al resto de los Gobiernos del mundo civilizado y avanzado para que dejen de matar a distancia.

Ha habido dos muertes más, pero... ¿hasta cuándo?-

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