Tribuna

Mayoría de investidura, mayoría de gobierno

Si la memoria no me falla, era en la canción de Ovidi Montllor La Fera en la que un alcalde, ante la alarma generada en el municipio por la noticia de que una fiera se había escapado del zoológico, se dirigía a la población de la siguiente manera: "No ens precipitem, primer pensem." Creo que no está de más recordar este consejo de sentido común del imaginario alcalde catalán en estos días, en los que vuelven a hacerse visibles ciertos nervios respecto de la fecha de la investidura de José Mª Aznar como presidente del Gobierno. Que hay que formar Gobierno y cuanto antes mejor es a...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Si la memoria no me falla, era en la canción de Ovidi Montllor La Fera en la que un alcalde, ante la alarma generada en el municipio por la noticia de que una fiera se había escapado del zoológico, se dirigía a la población de la siguiente manera: "No ens precipitem, primer pensem." Creo que no está de más recordar este consejo de sentido común del imaginario alcalde catalán en estos días, en los que vuelven a hacerse visibles ciertos nervios respecto de la fecha de la investidura de José Mª Aznar como presidente del Gobierno. Que hay que formar Gobierno y cuanto antes mejor es algo que nadie discute. Pero tampoco existe la menor duda de que el Gobierno tiene que ser un Gobierno que pueda gobernar.La formación de un Gobierno que no fuera, por ejemplo, capaz de conseguir que se aprobaran los Presupuestos Generales del Estado y que tuviera que estar pendiente del trascurso del plazo de un año para disolver las Cortes Generales y convocar nuevas elecciones, sería un remedio peor que la enfermedad. José Mª Aznar tiene que formar Gobierno para gobernar y no para poner en marcha un simulacro de dirección política del país. Se trata de la primera vez que un líder de la derecha española está en condiciones de formar Gobierno con base en la Constitución de 1978. Adolfo Suárez lo consiguió en 1979, pero no se puede olvidar que era presidente del Gobierno antes de la entrada en vigor de la Constitución. Y es importante que la operación se realice con un mínimo de garantías. Tiene que haber, por tanto, una mayoría de investidura y una mayoría de gobierno. Ambas tienen que coincidir. No en todo, porque eso parece imposible tal como está el patio. Pero sí parcialmente, al menos para un periodo que llevaría como mínimo hasta los plazos de Maastricht.

Sin esa coincidencia mínima de mayoría de investidura y de mayoría de gobierno, sería una temeridad tanto por parte del PP como por parte de los nacionalistas proceder a la elección del presidente del Gobierno. Nadie podría entender una operación como esa y las consecuencias de la misma para el funcionamiento del sistema político español en el futuro podrían ser desastrosas. ¿Con qué mensaje podrían dirigirse unos y otros a los ciudadanos en las siguientes elecciones? Con el clima de desconfianza que existe entre el PP y los nacionalistas no es posible desvincular la investidura de la futura acción de gobierno.

La desconfianza exige garantías. Y en este caso es enorme y recíproca. Nadie se fía de nadie. Y no me refiero sólo a los dirigentes, sino también a buena parte del electorado de todos ellos. Hay que negociar, por tanto, una mayoría, que no puede descomponerse en mayorías ad hoc futuras sobre los más diversos asuntos, ya que sin ella no es posible gobernar una sociedad con un mínimo de permanencia y estabilidad.

Esa mayoría no es la mayoría natural teorizada por Manuel Fraga en los comienzos de la transición. Es percibida más bien como una mayoría anti-natural por buena parte del electorado de los partidos que tienen que conformarla. Ello exige, además del acuerdo sobre medidas concretas, una justificación ideológica con un mínimo de coherencia de por qué se está detrás de una acción de gobierno. El pacto no puede suponer el abandono de cada uno de los firmantes de "sus" principios, sino la "adaptación" de los de cada uno a los de los demás en una acción general de gobierno. Eso no se improvisa. Hasta que no exista la garantía mínima de que ello es posible, no debería haber investidura. El alcalde catalán de La Fera tenía razón.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En