Cartas al director

Los mendigos de Granada

"Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada". Cuando llegué a Granada hace seis años aprendí este dicho, quizá el más granaíno de todos, porque esta ciudad, cruce de culturas, ciudad de paso, cabeza pensante, belleza extensa, centro de tolerancia y foco turístico, también se ha caracterizado por ser asentamiento de hippies, recurso de mendigos, lugar de transeúntes. Eso no es ni bueno ni malo por la lógica del sistema: es así. Pero ahora, al estilo de Susanita -la amiga de Mafalda-, hay que esconderlos para que el mundo sepa que "la casa ...

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"Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada". Cuando llegué a Granada hace seis años aprendí este dicho, quizá el más granaíno de todos, porque esta ciudad, cruce de culturas, ciudad de paso, cabeza pensante, belleza extensa, centro de tolerancia y foco turístico, también se ha caracterizado por ser asentamiento de hippies, recurso de mendigos, lugar de transeúntes. Eso no es ni bueno ni malo por la lógica del sistema: es así. Pero ahora, al estilo de Susanita -la amiga de Mafalda-, hay que esconderlos para que el mundo sepa que "la casa está fregada", que está todo preparado para que pueda admirarse, sin que dañe las conciencias blanquitas, como la nieve de la sierra.-

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