La Complutense cierra el caso de las novatadas sin culpar a nadie

A primeros de octubre de 1995, tres estudiantes de la Complutense abandonaron el colegio mayor Jiménez de Cisneros en el que se alojaban por primer año, dependiente de esta universidad, debido a las novatadas que sufrían por parte de sus compañeros. El rectorado, tras la denuncia en los medios de comunicación por parte de los estudiantes objeto de las vejaciones, ordenó una investigación. El resultado de la misma, hecha pública ayer, es que se produjeron "hechos que crearon un clima de tensión e inquietud entre los colegiales recién ingresados", según una nota redactada por la propia universid...

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A primeros de octubre de 1995, tres estudiantes de la Complutense abandonaron el colegio mayor Jiménez de Cisneros en el que se alojaban por primer año, dependiente de esta universidad, debido a las novatadas que sufrían por parte de sus compañeros. El rectorado, tras la denuncia en los medios de comunicación por parte de los estudiantes objeto de las vejaciones, ordenó una investigación. El resultado de la misma, hecha pública ayer, es que se produjeron "hechos que crearon un clima de tensión e inquietud entre los colegiales recién ingresados", según una nota redactada por la propia universidad.La investigación no concluye ni con la destitución del director de este colegio, Ignacio Torres, ni con la expulsión de ninguno de los veteranos. Eso sí, el rectorado de esta universidad advierte que, para el próximo curso, todos los colegios mayores deberán incluir en su reglamentación de régimen interno la calificación como "falta grave" de las novatadas. "Expresamente se hará constar que la práctica de novatadas llevará aparejada la expulsión inmediata del colegio mayor. El rectorado de la Universidad Complutense, cuando el caso saltó a los periódicos, ya dejó claro que. las novatadas estaban "absolutamente prohibidas". La Complutense establece que "los hechos [ocurridos en octubre], por estar prohibidos, se realizaron clandestinamente y a espaldas de la dirección de este colegio mayor". E. R. C., de 18 años, uno de los tres estudiantes que abandonaron el colegio mayor, denunció a este periódico en octubre algunas de las bromas con las que le recibían sus compañeros: "Una noche nos sacaron a los 45 nuevos y nos pusieron en el pasillo central del colegio vestidos sólo con un albornoz. No obligaron a dar un paso al frente y a presentamos. Todo con amenazas del tipo 'si no lo haces, vas a la ducha', e ir a la ducha consistía en que a media noche,, o cuando ellos quisieran, te duchaban". El alumno proseguía: "Te obligaban a aprenderte de memoria el nombre, el apellido y la procedencia de los 150 colegiales; si fallabas, la ducha".

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