Se desvanece la oposición al centro de drogadictos en Getafe

FERNANDO NEIRA La táctica del enfriamiento le ha dado buen resultado al Ayuntamiento de Getafe (localidad de 144.600 habitantes) en el polémico traslado del Centro de Atención a Drogodependientes (CAD) al barrio de La Alhóndiga. Ayer se reemprendieron las obras -tímidamente, eso sí- tras un parón de, casi un mes, y quedó en evidencia que el movimiento de oposición al centro se, ha desvanecido. Si en diciembre se llegaron a concentrar más de 300 vecinos en la plaza de Juan Vergara," ayer se juntaron menos de 20.

"Esto se ha enfriado, sí", confesó uno de los líderes del sector anti-CAD q...

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FERNANDO NEIRA La táctica del enfriamiento le ha dado buen resultado al Ayuntamiento de Getafe (localidad de 144.600 habitantes) en el polémico traslado del Centro de Atención a Drogodependientes (CAD) al barrio de La Alhóndiga. Ayer se reemprendieron las obras -tímidamente, eso sí- tras un parón de, casi un mes, y quedó en evidencia que el movimiento de oposición al centro se, ha desvanecido. Si en diciembre se llegaron a concentrar más de 300 vecinos en la plaza de Juan Vergara," ayer se juntaron menos de 20.

"Esto se ha enfriado, sí", confesó uno de los líderes del sector anti-CAD que, significativamente, prefirió no dar su nombre: "Porque soy del barrio y todo el mundo me conoce", dijo: Este portavoz acusó a la asociación de vecinos de La Alhóndiga de ser "la traidora numero uno" por alinearse, con el Gobierno municipal socialista. "Y nuestra querida IU, otro tanto", añadió.

El líder de la coalición izquierdista, Alfonso Carmona, se mostró satisfecho de que los ánimos parezcan volver a su cauce. No así el PP: sus ediles argumen tan que el CAD se ha colocado en Juan Vergara "engañando reiteradamente a los vecinos, y eso no es manera de hacer las cosas". Hasta ayer, el Ayuntamiento había pospuesto por dos veces la reanudación de las obras para eutralizar la reacción popular.

Los vecinos contrarios al CAD sostienen, no obstante, que el centró de drogodependientes no debe estar junto a un parque, lugar que es frecuentado por los niños. Consideran que, al final, los chavales acabarán soportan do las consecuencias de los toxicómanos que acudan a desintoxicarse.

El reducido grupo de vecinos agregó que no cejará en su protesta hasta que nuevamente se paralicen las obras y consigan que el centro se construya en otro lugar. La experiencia de otros CAD en funcionamiento en Madrid muestra que, una vez construidos, su índice de conflictividad es nulo (véase EL PAÍS del pasado 9 de noviembre).

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