Tribuna:TRANSEXUALISMO, 20 AÑOS DE EXPERIENCIA

¿De pecado a enfermedad, de enfermedad a condición?

Los transexuales discrepan con el enfoque que les ve como casos psicomédicos

La confrontación con los transexuales siempre provoca un sobresalto. Nos llena de perplejidad y, posiblemente, nos produce cierto disgusto. ¿Por qué es así? Los transexuales, con su deseo de renunciar a, la integridad de los genitales del sexo con el que han nacido, trasmiten una emoción sobre ellos mismos que nos resulta totalmente extraña, e incluso alarmante. Los transexuales transgreden las fronteras naturales entre los sexos. Se burlan de lo que parecía un hecho establecido desde siempre: la existencia de dos sexos.Todo el mundo podrá recordar el desasosiego que provocan las situac...

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La confrontación con los transexuales siempre provoca un sobresalto. Nos llena de perplejidad y, posiblemente, nos produce cierto disgusto. ¿Por qué es así? Los transexuales, con su deseo de renunciar a, la integridad de los genitales del sexo con el que han nacido, trasmiten una emoción sobre ellos mismos que nos resulta totalmente extraña, e incluso alarmante. Los transexuales transgreden las fronteras naturales entre los sexos. Se burlan de lo que parecía un hecho establecido desde siempre: la existencia de dos sexos.Todo el mundo podrá recordar el desasosiego que provocan las situaciones, en las que el sexo de la persona que tenemos delante no está claro. Saber si una persona, es hómbre o mujer es algo absolutamente fundamental para nuestras relaciones humanas. Estamos atrapados en nuestro sexo. Ni nos gusta ni nos. disgusta ser hombre o mujér; es así, sencillamente.

La mayor parte de los transexuales recuerda que sus problemas de identidad comenzaron en un momento temprano, de sus vidas. Tenían la penosa sensación. de ser totalmente diferentes de sus iguales del mismo sexo. Preferían jugar con miembros del sexo opuesto. Algunos de ellos empezaron pronto a vestirse con ropas del otro sexo., y no por mera diversión, sino como una seria expresión de su sensación.

Lo hacían en el más absoluto de los secretos, con una clara sensación de, vergüenza y culpabilidad. Con el tiempo, puede haber ido surgiendo, en ellos la idea de no ser en realidad miembros de su propio sexo Y de que serían mucho más felices si pertenecieran al otro. Con la pubertad, su problema se agravó. La manifestación de su madurez sexual (las mestruaciones y- las erecciones y eyaculaciones) fue para ellos una experiencia horrorosa que contribuyó a incrementar su desesperación. Los adolescentes comparten los sentimientos que ex perimentan. en la pubertad y su despertar a las sensaciones eróticas, generalinente con una mezcla de ansiedad y alegría. Los jóvenes transexuales no forman parte de dicho esquema, porque consideran que todo lo que les sucede está equivocado que envejezcan.

A medida buscarán la forma de hacer frente a su distorsión. Casi todos ellos, durante determinados periodos, intentarán engañarse a si mismos. Algunos buscarán refugio en la hipermasculinidad. Algunos se casarán para demostrarse a sí mismos que todo ha sido una simple pesadilla. A la larga, todo se derrumbará.

Algunos vivirán aislados incapaces de unas relacione! francas, y abiertas con el resto del mundo. Unos se suicidarán como consecuencia' de la desesperación en la que se verán envueltos otros explorarán el mundo y descubrirán que no son los únicos en esa situación. Existe un mercado en el que tiene cabida su naturaleza física intermedia. Interiorizarán la forma en la que el mundo los trata: las sénsaciones de rechazo, de degradación de odio hacia el mundo burgués.

Las personas en dicha situación son la fracción más visible de los transexuales y similares. Lo normal es que sean ellos los responsables de la imagen que posee la sociedad sobre el fenómeno el transexualismo: la de un puñádo de personas raras, de mala fama y explo tadoras, que comercian con el sexo en su peor vertiente: la de unos peca dores.

Hasta hace unos 30 o 40 años la ciencia no fue capaz de encontrar una explicación del transexualis mo. Fue el trabajo pionero de John Money, en el hospital Jolins, Hopkins, de- Baltimore, en los Estados Unidos, -el que, per mitió comprender mejor en qué consiste el transexualismo. Money, en su trabajo cotidiano, en contró pacientes cuyos organismos manifestaban anomalías sexuales.

Cuando nacemos, nuestros padres echan una ojeada a nuestros genitales y nos presentan al mundo como niños o como niñas 0, en raras ocasiones,, como "no sabemos". Como norma general, nos hacemos hombres y mujeres en absoluta concordancia, con el sexo al que se nos asigna en el momento del nacimiento. Dicho desarrollo sé produce sin necesidad de ningún esfuerzo notable, de forma que nos sentimos inclinados a creer que se trata de algo automático. Pero esto no parece ser el. caso. Desde principios de siglo resultó cada vez más claro, primero en experimentos con animales, que también el cerebro experimenta una diferenciación en sentido masculino o femenino y que, al menos en el caso de los animales, las hormonas sexuales desempeñan un papel decisivo en dicho proceso. También en dicha etapa de diferenciación sexual del Cerebro parece posible qué puedan producirse entrecruzainientos de la vía macho a hembra y viceversa. Hasta mediados de los ochenta no se han detectado las primeras diferencias existentes entre el cerebro del hombre y el de la mujer. El retraso puede explicarse en parte por el hecho de que dicho tipo de investigaciones sólo pueden realizarse tras la muerte. Hay pruebas de -que la diferenciación sexual del cerebro no se ha completado aún en el momento del nacimiento, sino que sigue . teniendo lugar bastante después de ese momento. Con respecto a una de las diferencias cerebrales que existen entre hombres y mujeres, la correspondiente al núcleo dimórfico sexual, ha podido establecerse que dicha diferencia no resulta evidente antes de los tres años de edad, y que surge entre los tres y los cuatro años. Muy recientemente, en un artículo publicado. en el número del 2 de, noviembre de 1995 de Nature (volumen 378, páginas 8-70), el Instituto Holandés de Investigaciones sobre el Cerebro en colaboración con mi departamento, ha informado sobre otra' diferencia sexual del cerebro humano: la que afecta al núcleo del lecho de la estría terminal del hipotálamo. Resultó emocionante comprobar que, en los transexuales masculinos que pretendían ser mujeres, dicho núcleo se encontraba (¡ciertamente!) diferenciado en sentido femenino.

Ello nos lleva a creer que en los transexuales, como en otras formas de intersexualidad, se ha producido un entrecruzamiento de las vías de diferenciación de un sexo al otro, en. la etapa durante la cual se produce la diferenciación sexual del cerebro.' Hay muchas preguntas que todavía no tienen respuestá. ¿A, qué edad a establecida dicha diferenciación del cerebro? ¿Cuáles son los factores que la condicionan: las hormonas sexuales o factores de índole psicológica? Algunos. niños nacen con unos genitales ambiguos. Money reálizó un estudio y evaluó cómo se veían a sí mismos en el transcurso de su vida: como chicos o como chicas, como hombres o como mujeres. La biología de, sus cuerpos no constituía un factor decisivo para los mismos.

Con el tiempo, la ciencia ha descubierto los principios biológicos de la diferenciación sexual. Todo comienza con el establecimiento de un patrón cromosómico en el momento en que se fusiona un óvulo con un espermatozoide. La diferencia ción sexual representa un proceso que sé desarrolla en varias etapas, en cada una de las cuales el organismo se enfrenta a una encrucijada para' diferenciarse en sentido masculino o femenino. Normalmente, las etapas previas orientan en un sentido coherente con el suyo propio, pero ése no es siempre el caso. Puede producirse un entrecruzamiento entre las dos vías de diferenciación sexual. A dichos individuos les llamamos intersexuales hermafroditas.

A lo largo de los 20 años de experiencia que poseo en el estudio de los transexuales, he podido observar. un afortunado desplazamiento de la. posición que éstos. ocupan en la sociedad. El transexualismo comenzó siendo considerado como una forma de ser pecaminosa, repudiada por la sociedad. Los transexuales se velan inmersos en una espiral de desprecio social que generaba una imagen negativa de ellos mismos y una sensación de resentimiento y de necesidad de venganza.

Cuando para un pequeño número de profesionales de la me dicina comenzó a resultar evidente que los transexuales, en esenciá, sufrían una irregularidad en su proceso de diferenciación sexual, el proceso de desarrollo por el que uno se transforma en hombre. o mujer, la corriente de opinión comenzó a cambiar en algunos lugares del mundo. Aun cuando su condi ción seguía sin comprenderse bien en ese momento, empezaron ya a recibir tratamientos hormonales y quirúrgicos en clínicas respetables. Su situación cambió desde la propia de unos pecadores a la da unos pacientes que habían sufrido: un contra tiempo en su diferenciación sexuaL Con el tiempo, los legisladores han, reconocido la difícil si tuación en la que se encuentran

dichos individuos. El hecho de ser hombre o mujer no es exclusivamelite. una experiencia privada, sino que tiene- repercusiones en nuestras relaciones con los denás y con la sociedad en general. Para el bienestar de los transexuales resulta esencial que puedan desarrollar la vida normal que llevan los hombres y las mujeres y, por consiguiente, es_ necesario que sean reconocidos legalmente como miembros del nuevo sexo. De acuerdo con' mi propia experiencia, los transe xualés son cada vez más burgueses.

El modelo médico utilizado para conceptualizar su situación también tiene sus inconvenientes. Los transforma en casos psicomédicos, aquejados de una enfermedad. Y. ésa no es la forma en la que ellos mismos juzgan su situación. Ellos admiten que existe un error, un error que sólo puede corregirse recurriendo a las hormonas y al bisturí, pero ello no les hace considerarse enfermos. Aceptan su condición y tienen la esperanza de que sus. Congéneres humanos sean igual de poco críticos con ella como lo son ellos mismos.

El doctor Louis Gooren es profesor de endocrinología y transexólogía en el hospital Clínico de la Universidad Libre de Amsterdam. (Países Bajos).

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