CRISIS EN EL SECTOR AÉREO

Desembarcado a la fuerza

Cecilio Yusta, comandante de Iberia del vuelo 3945 que cubre la ruta entre Madrid y Berlín con escala y transbordo en Barcelona, obligó ayer a José María Prieto a descender del avión en Barcelona y lo dejó en tierra porque el pasajero le había llamado sinvergüenza.Prieto, de 45 años y profesor de Psicología del Trabajo de la universidad Complutense de Madrid9 al ser despedido por el comandante de¡ avión con el que llegó a Barcelona, apellidado Echevarría, se dirigió al piloto con las siguientes palabras: "La huelga que están haciendo no tiene ni pies ni cabeza. Los pilotos no tienen vergüenza"...

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Cecilio Yusta, comandante de Iberia del vuelo 3945 que cubre la ruta entre Madrid y Berlín con escala y transbordo en Barcelona, obligó ayer a José María Prieto a descender del avión en Barcelona y lo dejó en tierra porque el pasajero le había llamado sinvergüenza.Prieto, de 45 años y profesor de Psicología del Trabajo de la universidad Complutense de Madrid9 al ser despedido por el comandante de¡ avión con el que llegó a Barcelona, apellidado Echevarría, se dirigió al piloto con las siguientes palabras: "La huelga que están haciendo no tiene ni pies ni cabeza. Los pilotos no tienen vergüenza". A lo que el comandante Echevarría contestó, según Prieto: "Y usted es un hijo de puta". Contrarréplica de Prieto: "Lo serán quienes nos hacen estas putadas".

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Tras este tenso diálogo, Prieto, bajó del primer avión, hizo un corto recorrido por el aeropuerto de Barcelona y subió en el aparato que le debía llevar a Berlín, donde mañana dictará una conferencia en la universidad Politécnica. Caliente por la trifulca, Prieto entró en el segundo avión e increpó al sobrecargo, que le daba los buenos días, con la siguiente frase: "¿Quién es el sinvergüenza que pilota hoy el avión?". Prieto reconoce que se pasó. "Pero, estaba cabreado por el insulto del comandante Echevarría", justifica.

Yusta, comandante del segundo aparato, hizo llamar a Prieto a su cabina. Este adujo no tener nada que hablar con el piloto y siguió en su asiente leyendo un libro técnico. Al poco, Yusta y un policía de la comisaría del aeropuerto conminaron a Prieto a que dejara su asiento y descendiera del avión. El motivo de tan expeditiva decisión: el pacífico profesor ponía en peligro la seguridad del vuelo.

Prieto, experto navegante en los inextricables vericuetos de Internet -de ello versará su conferencia en la universidad berlinesa- reconoce su culpa, pero ello no le impide calificar de "desporporcionado el castigo con la falta cometida". Un supuesto abuso de autoridad y unos insultos que seguramente acabarán con denuncias cruzadas por las dos partes ante los tribunales.

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