Civismo y tolerancia

La campaña del referéndum de Quebec ha sido un modelo de civismo y de tolerancia que para sí lo quisieran otros países. Así lo han reconocido uno y otro bando y lo han constatado los observadores.Federalistas y nacionalistas se han dado la mano de antemano al margen del resultado de la consulta, vivida, por otra parte, con una intensa emoción fuera y dentro de la provincia. No hubo que registrar ni un solo incidente serio de violencia. Ni si quiera el pasado viernes, cuando una multitud de lugareños procedentes de otros puntos del país llegaron a Montreal como si se tratara de un partido cruci...

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La campaña del referéndum de Quebec ha sido un modelo de civismo y de tolerancia que para sí lo quisieran otros países. Así lo han reconocido uno y otro bando y lo han constatado los observadores.Federalistas y nacionalistas se han dado la mano de antemano al margen del resultado de la consulta, vivida, por otra parte, con una intensa emoción fuera y dentro de la provincia. No hubo que registrar ni un solo incidente serio de violencia. Ni si quiera el pasado viernes, cuando una multitud de lugareños procedentes de otros puntos del país llegaron a Montreal como si se tratara de un partido crucial de la Liga nacional de hockey para apoyar en una céntrica plaza con sus gargantas y estandartes la campaña federalista.

La policía no ha tenido que actuar y algún rifirrafe callejero se saldó siempre con una sonrisa o con una explicación del lado nacionalista de que el deseo de separarse no esconde un sentimiento anticanadiense, dado que lo que se pretende precisamente es llegar a un acuerdo de asociación política y económica con el resto de Canadá.

"En realidad, lo que ofrecemos es un proyecto moderno fundado en los mismos principios básicos del Tratado de Roma [que significó la creación en 1957 del Mercado Común Europeo]: libertad de circulación de personas, mercancías, capitales y servicios", declara Charles Landry, ministro de Asuntos Exteriores de Quebec. Éste se declara convencido de que la unión monetaria de Canadá con un futuro Quebec libre sería posible, algo que la mayoría de los analistas cuestionan más que cualquier otro aspecto de los propuestos por los nacionalistas, como el de la doble ciudadanía.

Circunstancias del destino hicieron que el referéndum coincidiera con el 250 aniversario de la tristemente conocida como la crisis de octubre, que marcó un hito de violencia inusitado en el país y en la provincia.

El Frente de Liberación de Quebec, fundado poco antes por los líderes radicales nacionalistas Pierre Vallières y Charles Gagnon, desató una campaña de terror independentista que culminó con el secuestro y asesinato del entonces ministro de Trabajo Pierre Laporte.

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