Tribuna:

Hay otros

Socorro. Leo los periódicos, veo la televisión, escucho la radio y me abruma la total certidumbre de que estamos rodeados de indeseables. Auxilio. Nos cercan, nos engañan, nos manipulan. Ayuda. Compiten los mafiosos unos con otros por ver quién se lleva la palma de la infamia, y malvados notorios como Damborenea o Amedo siguen revelando repugnantes detalles sobre el PSOE que una sospecha verdaderos. Au secour, que quiere decir "rayos y cellitellas, este González tan amigo de Chirac es capaz de atizarnos con una bomba atómica". Desde luego, sólo bombardeándonos podría hacernos...

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Socorro. Leo los periódicos, veo la televisión, escucho la radio y me abruma la total certidumbre de que estamos rodeados de indeseables. Auxilio. Nos cercan, nos engañan, nos manipulan. Ayuda. Compiten los mafiosos unos con otros por ver quién se lleva la palma de la infamia, y malvados notorios como Damborenea o Amedo siguen revelando repugnantes detalles sobre el PSOE que una sospecha verdaderos. Au secour, que quiere decir "rayos y cellitellas, este González tan amigo de Chirac es capaz de atizarnos con una bomba atómica". Desde luego, sólo bombardeándonos podría hacernos este Gobierno aún más daño del que ya nos ha hecho. España es una Mururoa política, desmoralizada, arrasada, contaminada. Miras a tu alrededor y te parece que todo son ratas y cenizas.

. Pero no. La sociedad no se reduce a esa colección de mentirosos y canallas que abarrotan nuestra vida pública. Ahí está el auge de las ONGs, por ejemplo, y el notable aumento del voluntariado en los últimos años. Unos dos millones de españoles colaboran desinteresadamente en actividades sociales; sólo en la Plataforma del Voluntariado (teléfono 902 12 05 12) hay más de 350.000 personas que dedican una media de 12 horas a la semana a trabajos solidarios y asistenciales. Cuidan de ancianos y de enfermos, auxilian a los drogadictos, colaboran en la integración de los inmigrantes, combaten el racismo, vigilan el equilibrio ecológico, defienden a mujeres y niños maltratados. En los momentos de desaliento parece que todo es corrupción, y eso es justamente lo que nos dicen los corruptos para justificarse: que todos son iguales. Pero no es verdad. Hay otros hombres y otras mujeres, hay un mundo real mucho más digno y más decente. Quiero decir que los mafiosos no nos representan: hay que echarlos.

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