El inspector vinculado al GAL navarro fue investigado tras la fuga de Roldán

Leoncio Castro López, de 57 años, inspector jefe de la policía en excedencia, negó ayer ser el presunto jefe de operaciones del grupo de los GAL que operaba en Navarra entre 1984 y 1986. "Estoy a disposición de la justicia y, si el juez decide llamarme, no tendré el menor inconveniente en responder a cualquier pregunta" declaró Castro. El diario El Mundo le calificaba ayer de "muy amigo de Luis Roldán" y le acusaba de ser el "jefe de operaciones del GAL navarro". Castro, que ahora trabaja en una empresa de seguridad, fue investigado tras la fuga del ex director de la Guardia Civil, sin que Int...

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Leoncio Castro López, de 57 años, inspector jefe de la policía en excedencia, negó ayer ser el presunto jefe de operaciones del grupo de los GAL que operaba en Navarra entre 1984 y 1986. "Estoy a disposición de la justicia y, si el juez decide llamarme, no tendré el menor inconveniente en responder a cualquier pregunta" declaró Castro. El diario El Mundo le calificaba ayer de "muy amigo de Luis Roldán" y le acusaba de ser el "jefe de operaciones del GAL navarro". Castro, que ahora trabaja en una empresa de seguridad, fue investigado tras la fuga del ex director de la Guardia Civil, sin que Interior llegara a probar nada en su contra.

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Leo Castro, un hombre de origen gallego, estuvo destinado en la Brigada Central Operativa antiterrorista y después se fue con el comisario Manuel Ballesteros al Gabinete de Información que se creó en Interior. Cuando éste fue arrinconado después en la Comisaría General de Documentación, Castro pasó a la Brigada de Información de Pamplona que entonces mandaba Juan Núñez Santiago, actual comisario provincial de Cáceres. Leoncio Castro, que en 1990 pidió la excedencia en la policía y ahora trabaja en la empresa (le seguridad Sevite, era el supuesto jefe de la trama de los GAL que operaba en Navarra entre los años 1984 y 1986, según El Mundo, que cita como fuente a varios ex compañeros del inspector jefe. Con el apoyo de Luis Roldán, entonces delegado del Gobierno en Navarra, este grupo prestó supuestamente apoyo al comando de mercenarios del GAL para realizar atentados en Francia.

El asunto me ha cogido desconcertado. Hasta que no organice mis ideas y hable con un abogado, no deseo hacer ningún tipo de declaración", manifestó Castro a EL PAÍS tras asegurar que todo lo que se dice de él es una serie de mentiras", reconoció que tenía buenas relaciones con Roldán y que se despidió de éste con un abrazo cuando pasó a ser director general de la Guardia Civil en Madrid.

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Fuentes policiales señalan que Roldán y Castro tenían "bastantes buenas relaciones", aunque señalan que con quien mantenía éste un trato más estrecho era con el entonces presidente de la Comunidad de Navarra, el socialista Gabriel Urralburu, quien dimitió como diputado del Parlamento foral coincidiendo con el estallido del escándalo Roldán.Gabriel Urralburu ha asegurado que todas las referencias a su implicación con la trama de los GAL son "absolutamente falsas".

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Leo Castro "pagaba de su bolsillo y en metálico -con dinero procedente de los fondos reservados- entre 5.000 y 30.000 pesetas a policías de Pamplona que viajaban al sur de Francia para marcar [localizar] etarras. Ayudaba mucho la colaboración, pagada también con fondos reservados, de policías franceses", según El Mundo.

Este diario asegura que Castro era quien pagaba a los mercenarios con el dinero que le daba Luis Roldán, aunque en otros casos la financiación corría a cargo de constructores navarros vinculados con el juego, la droga y la prostitución.

El inspector jefe tenía una participación económica en el pub Picadilly, de Pamplona, junto con otros compañeros. Este local era un habitual centro de reunión de policías a mediado de los años 80.

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