Denard se entrega a las tropas francesas para ser juzgado en París

El mercenario Bob Denard salió ayer de su refugio en el cuartel Kandani a mediodía, bajo una lluvia torrencial. Antes, en el patio de armas, se había despedido de sus hombres, una veintena de europeos y dos centenares de comoranos, algunos de los cuales no pudieron contener las lágrimas. Él fue el primero en entregarse a las tropas francesas. Una patrulla militar le registró y le detuvo. Poco después fue evacuado en helicóptero con destino a la isla de Reunión.

El Quai d'Orsay dio por concluido el breve mandato de Denard sobre las Comoras, de apenas una semana, y anunció que el país vol...

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El mercenario Bob Denard salió ayer de su refugio en el cuartel Kandani a mediodía, bajo una lluvia torrencial. Antes, en el patio de armas, se había despedido de sus hombres, una veintena de europeos y dos centenares de comoranos, algunos de los cuales no pudieron contener las lágrimas. Él fue el primero en entregarse a las tropas francesas. Una patrulla militar le registró y le detuvo. Poco después fue evacuado en helicóptero con destino a la isla de Reunión.

El Quai d'Orsay dio por concluido el breve mandato de Denard sobre las Comoras, de apenas una semana, y anunció que el país volvía "a la normalidad". Los mercenarios y sus aliados comoranos se sentían traicionados, sin saber exactamente por quién. "Siento vergüenza de ser francés", afirmó Denard.Permanece en el misterio cómo los servicios secretos franceses pudieron ignorar los preparativos de su viejo aliado Denard para encabezar una expedición militar. Según el propio Denard , su operación se organizó durante un año, costó dos millones de dólares (250 millones de pesetas) que financió personalmente y fue "más o menos conocida- en ciertos medios franceses y marroquíes".

. La Operación Azalea, nombre otorgado a la intervención militar en Comoras, ha supuesto un triple éxito para la diplomacia francesa. Primero, se ha desprendido del viejo presidente Djohar, un interlocutor incómodo por su gestión corrupta y sus públicas y notorias conexiones con mafias internacionales y tráficos ilegales de todo tipo. Segundo, ha recuperado plenamente su influencia sobre el archipiélago, que Suráfrica le disputó hasta 1 ' a elección de Nelson Mandela como presidente. Tercero, ha mostrado a los otros ocho países africanos con los que mantiene acuerdos de defensa que Francia sigue siendo el principal gendarme del continente. Y, cuarto, está en condiciones de librarse para siempre de Bob Denard, un hombre con el que los servicios secretos de París han colaborado durante años y que ahora parece un peón inservible.

Los 1.000 soldados enviados por Francia al archipiélago del Indico permanecerán ahí "días o semanas, el tiempo necesario para garantizar que el Gobierno constitucional controla absolutamente la situación", según el ministro de Defensa, Charles Millon. El presidente Djohar, de 80 años, ha abandonado su cargo "por voluntad propia" ha sido enviado a un hospital.

El primer ministro Cambi el Yachourtu, elegido por Francia como interlocutor, ha asumido la presidencia de forma interina y ha formado un gobierno de concentración en el que no figura Mohamed M'Changama, yerno y mano derecha de Djohar. Esa ausencia implica un auténtico cambio político, y parece demostrar que Francia y -El Yachourtu han aprovechado la aventura de Denard para dar un vuelco a las familias que dominan las Comoras desde su independencia en 1975.

Varios países africanos, como. Congo y Seychelles, han transmitido sus felicitaciones al Gobierno francés. El Departamento de Estado estadounidense se ha. declarado "muy satisfecho". La población comorana, de 500.000' personas, se ha mostrado, sin embargo, tan contraria a la operación de los mercenarios como a la intervención francesa.

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A Bob Denard, que fue el hombre fuerte de Comoras entre 1978 y 1989 y a quien se acusa de haber asesinado a dos presidentes de dicho país, le espera ahora un tribunal francés. El mercenario fue juzgado en 1990 por haber participado un año antes en la muerte del presidente Abdallah, y condenado a cinco años de cárcel en suspenso. La sentencia le impedía abandonar el país. Su escapada africana, presumiblemente la última de' su larga carrera, fue interpretada como una fuga por la juez Chantal Pedrix, que el martes envió a Interpol una orden de busca y captura internacional contra Denard.

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