Cartas al director

Inseguridad en el metro de Madrid

Verdadera impotencia y rabia sufrí el pasado 20 de agosto, en mi paso por Madrid camino de tierras cántabras, en la estación del metro de Puerta del Sol, lugar en el que unos individuos de etnia árabe y amigos de lo ajeno, ya dentro del convoy de la línea 1, haciendo el muro, me abordaron y sustrajeron toda la documentación y otros efectos personales que portaba dentro de una mochila que pendía de mis espaldas, sin que mediase tiempo a reaccionar por mi parte y huyendo los desaprensivos por las bocas del metro, al tiempo que el convoy, iniciaba la marcha.Cuál fue mi sorpresa -pese a ir ...

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Verdadera impotencia y rabia sufrí el pasado 20 de agosto, en mi paso por Madrid camino de tierras cántabras, en la estación del metro de Puerta del Sol, lugar en el que unos individuos de etnia árabe y amigos de lo ajeno, ya dentro del convoy de la línea 1, haciendo el muro, me abordaron y sustrajeron toda la documentación y otros efectos personales que portaba dentro de una mochila que pendía de mis espaldas, sin que mediase tiempo a reaccionar por mi parte y huyendo los desaprensivos por las bocas del metro, al tiempo que el convoy, iniciaba la marcha.Cuál fue mi sorpresa -pese a ir acompañado- al no hallar pronto auxilio ni de vigilantes jurados ni de policías, en un punto de tan intenso tráfico de viajeros como es Sol, en el que confluyen las líneas de Plaza de Castilla-Portazgo, Moncloa-Legazpi y Cuatro Caminos-Ventas, entre otras. Y cuán mayor fue mi desconcierto al denunciar el caso en la comisaría del distrito de Centro, metro Sol, y poder advertir que "delitos de este tipo son frecuentes todos los días.".

En mi opinión -y en la de otros muchos ciudadanos-, está el que actos punibles de este tipo deben abortarse con contundencia y efectividad, con una mayor presencia policial en las calles y un más eficaz control de aquellos sujetos y grupos de individuos que actúan cual bandas organizadas, ya sean del país o del extranjero, por la Villa y Corte de Madrid; mafias que pululan impunemente, a plena luz del día, con permisividad, premeditación y alevosía.

Creo con fundamento que la Ley de Extranjería debiera aplicarse con todo su rigor (sin que ello suponga racismo alguno), expulsando del país a todos aquellos individuos que hubiesen delinquido y cuya presencia no estuviese plenamente justificada en razones de trabajo, familiares o de asilo. Si no se actúa con prontitud y energía contra las bandas organizadas se corre el riesgo de que Madrid se convierta en un caos auténtico.

El metro es un medio de transporte rápido y cómodo, pero el subsuelo de Madrid es inseguro. De ahí que haya tomado la determinación de no utilizar este servicio público en evitación de males mayores.

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