Entrevista:LOS ESPAÑOLES CIUDADANOS DE LA UE

No podemos ser meros vigías de las fronteras europeas"

Para Pilar Carrasco, presidenta de Médicos Sin Fronteras España (MSF), su organización no gubernamental (ONG) es un ejemplo de lo que podría ser una Europa en pequeño, en la que cientos de personas de diversos países se unen para cooperar más allá de sus fronteras. A esta médica de 36 años su euroescepticismo no le impide soñar con una Europa más justa y solidaria.Pregunta. ¿Como presidenta de una ONG con un origen eminentemente europeo se definiría como euroescéptica o euro optimista?

Respuesta. Procedo de Andalucía, una región especialmente castigada por el paro y la...

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Para Pilar Carrasco, presidenta de Médicos Sin Fronteras España (MSF), su organización no gubernamental (ONG) es un ejemplo de lo que podría ser una Europa en pequeño, en la que cientos de personas de diversos países se unen para cooperar más allá de sus fronteras. A esta médica de 36 años su euroescepticismo no le impide soñar con una Europa más justa y solidaria.Pregunta. ¿Como presidenta de una ONG con un origen eminentemente europeo se definiría como euroescéptica o euro optimista?

Respuesta. Procedo de Andalucía, una región especialmente castigada por el paro y la reconversión industrial, agrícola y pesquera, por lo que no me puedo definir, más que como euroescéptica. El futuro de Europa está marcado por las diferencias de desarrollo entre los diferentes países, pues siguen prevaleciendo los intereses de los fuertes. Un claro ejemplo ha sido el de las pruebas nucleares francesas , donde se ha demostrado que al Gobierno francés le da completamente igual la opinión de los demás. Un solo país inmenso europeo sigue siendo algo muy lejano.

P. ¿Qué le sugiere el Tratado de Schengen?

R. El tratado hace que por la situación geográfica española nos haya tocado bailar con la más fea. Corremos el peligro de quedamos en meros vigías de las fronteras europeas para decir quién entra y quién no, aunque el papel que España pueda desempeñar en la UE depende de nosotros mismos. Somos nosotros quienes debemos tratar de ponemos en nuestro lugar, porque a veces sigue dando la sensación de que somos un país de segunda.

P. Imagínese por un momento que es una ciudadana del norte de África: ¿qué preferiría, una Europa unida o desunida?

R. Lo cierto es que los países del Sur siguen estando más ligados a sus antiguas potencias coloniales concretas que a Europa como conjunto que aparece como algo poco conocido. En cualquier caso, para ellos, tener un solo portavoz con quien negociar sería siempre positivo.

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P. ¿Cómo le podría explicar a un pescador español la necesidad de que Europa coopere con Marruecos?

R. Comprendo la situación de los pescadores, pero ha llegado el momento de aceptar que Marruecos tiene también derecho a mandar y negociar sobre sus riquezas. Europa tiene que cooperar con el Sur. No nos damos cuenta de la cantidad de materias primas que se crean en los países en desarrollo y que Europa compra a precios de miseria y luego, tras transformarlos, vuelve a vender a esos países a unos precios astronómicos. Y ya desde un punto de vista puramente egoísta, si estos países tuvieran un mayor desarrollo no necesitarían emigrar a Europa. No olvidemos que tenemos una verdadera bomba dentro de nuestras fronteras, la emigración, que tiende a empeorar.

P. ¿Está justificado el temor español a la entrada en la UE de los países de Europa oriental?

R. En cierto modo sí, pues habrá que repartir las ayudas sociales entre más, y España forzosa mente se verá afectada porque sigue teniendo sectores enormente retrasados. También ellos corren el riesgo de entrar en unas condiciones que no sean las más adecuadas, porque llegar tarde tiene sus problemas, cómo nos ocurrió a nosotros.

P. Para muchas personas, la ecuación Bruselas igual a burocracia es clara. ¿Cree usted que está justificada esa idea?

R. En parte sí. En nuestro caso concreto, para conseguir algo cada vez tenemos que recorrer más pasillos. Tenemos un riesgo permanente de que la burocracia impida dar agilidad a situaciones de emergencia que necesitan una respuesta inmediata. Todavía hay secciones dentro de la UE ágiles y operativas, pero el aparato administrativo cada vez aumenta más. Por ejemplo, el caso de la Oficina de Ayuda Humanitaria Europea: antes era muy rápida y con capacidad de reacción, ahora está en revisión y todo es más lento.

P. ¿No cree que la enorme ayuda humanitaria que la UE ha prestado a Bosnia ha servido para aplacar las conciencias y no tener que intervenir más decididamente?

R. A la UE se le ha escapado el conflicto de las manos y hasta que no han llegado los americanos no ha comenzado el proceso de paz. Las grandes potencias de la UE no han escuchado a sus sociedades, que les reclamaban una mayor intervención. Es posible que la ayuda humanitaria haya podido servir para que se calmen un poco las protestas, pero no podemos dormirnos ante algo tan vergonzoso que sucede a un paso de casa. Las medidas más importantes nunca se han tomado y Yugoslavia se proyecta como una vergüenza para el futuro de Europa.

P. ¿Es necesario un ejército común europeo?

R. A todos nos gustaría leer alguna vez que ya no hacen falta más ejércitos, pero para la construcción europea parece irremediable contar con un ejército europeo único. Siempre sería positivo que militares de diferentes tradiciones y formaciones cooperen juntos en un solo ejército de paz.

P. ¿Se está construyendo Europa de espaldas a la sociedad civil?

R. Corremos ese peligro. Si queremos aportar una Europa de tolerancia y sin fronteras, es fundamental una base sólida asociativa y de gente que viaje y estudie en otros países de Europa. La sociedad civil sería la base más sólida de la unión, y no sólo la economía o la política, pues si al final los agricultores y empresarios no se conocen entre ellos nada se habrá conseguido.

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