ESPACIO: "EUROMIR 95", UNA MISIÓN DE 135 DÍAS

Un europeo, dispuesto a batir el récord occidental de vida en órbita

El astronauta alemán Thomas Reiter llegó ayer a la estación rusa Mir, para pasar en el espacio 135 días y batir el récord de permanencia en órbita de los países occidentales. Es Euromir 95, la segunda misión tripulada conjunta entre la Agencia Europea del Espacio (ESA) y Rusia, y durante la misma Reiter realizará un paseo espacial de cinco horas de duración, el primero de un astronauta de la ESA. Junto al alemán (de 37 años, ingeniero piloto de pruebas), despegaron el pasado domingo de la base de Baikonur (en Kazajstan) en un cohete Soyuz, los rusos Serguéi Avdeev y Yu...

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El astronauta alemán Thomas Reiter llegó ayer a la estación rusa Mir, para pasar en el espacio 135 días y batir el récord de permanencia en órbita de los países occidentales. Es Euromir 95, la segunda misión tripulada conjunta entre la Agencia Europea del Espacio (ESA) y Rusia, y durante la misma Reiter realizará un paseo espacial de cinco horas de duración, el primero de un astronauta de la ESA. Junto al alemán (de 37 años, ingeniero piloto de pruebas), despegaron el pasado domingo de la base de Baikonur (en Kazajstan) en un cohete Soyuz, los rusos Serguéi Avdeev y Yuri Gidzenko

El año pasado, en Euromir 94, el astronauta de la ESA Ulf Merbold estuvo cuatro semanas en la Mir, donde Norman Thagard, que ostenta el récord estadounidense de permanencia en órbita, pasó después 115 días. Los rusos, por su parte, han superado el año de permanencia.

Unos 335 kilos de equipos europeos han llegado a la Mir antes que Reiter en el nuevo módulo ruso de investigación Spektr (la quinta estructura enganchada a la estación que alcanza así un peso total de 130 toneladas) y en una nave automática de carga.

Precisamente para montar en el Specktr un dispositivo de investigación tendrá que salir el alemán de la estación el próximo 20 de octubre. Es un artilugio para capturar partículas de polvo cósmico y registrar su velocidad, masa, dirección y cantidad. Cuando la Tierra -y la Mir- atraviese una zona de rastro de algún cometa, el experimento tomará las mediciones oportunas, que servirán para conocer mejor el sistema solar y para establecer comparaciones con las partículas artificiales, de basura espacial, que se han ido acumulando en las órbitas bajas (la Mir está a 400 kilómetros de altura).

El efecto de caminar

Pero el trabajo que tiene el alemán encomendado es mucho, más amplio: en total, 450 horas de trabajo en 41 experimentos. Gran parte de los mismos se han diseñado para investigar la reacción del cuerpo humano en condiciones de microgravedad. Por ejemplo, para estudiar la pérdida de masa ósea que sufren los astronautas cuando pasan un cierto tiempo en el espacio, Euromir 95 tiene planeado un curioso ensayo: un dispositivo dará 500 golpecitos en el talón del astronauta, durante 10 minutos cada día, para imitar el efecto de caminar; la diferencia de la densidad de masa ósea en el talón izquierdo y en el derecho se controlará diariamente.Ayer, dos rusos recibieron en la estación a Reiter, Avdeev y Gidzenko. Eran los dos tripulantes que llegaron a la Mir el pasado mes de julio a bordo del transbordador estadounidense Atlantis en la histórica primera maniobra de atraque, de los dos vehiculos. Todas estas operaciones, incluida Euromir 95, están dirigidas al establecimiento en órbita de la estación internacional tripulada Alpha cumpliendo, además, con los intereses políticos de las potencias implicadas. Pero la ESA todavía no ha tomado la decisión definitiva respecto a su participación y lo hará, previsiblemente, en la reunión a nivel ministerial que celebrará el próximo mes de octubre en Toulouse (Francia).

A la Mir llegará de nuevo -un transbordador de la NASA el próximo otoño y astronautas de Rusia, Europa, EE UU y Canadá convivirán varios días en la estación. Luego, el 10 de enero del año que viene, llegará la tripulación rusa de relevo a la estación. El regreso a la Tierra de Reiter y sus compañeros está previsto para el 16 de ese mes.

Los programas Euromir se acordaron a principios de los anos noventa, cuando la ESA estaba mucho más volcada que ahora en las misiones tripuladas y formó un destacamento de astronautas, al que pertenece el español Pedro Duque, que fue reserva en Euromir 94. Luego, las diferencias estratégicas entre los países miembros de la ESA y los recortes presupuestarios han deslucido estos programas, pero se mantienen los acuerdos con la agencia espacial rusa (RKA). Por Euromir 94 y 95, la ESA acordó pagar a Rusia unos 10.000 millones de pesetas.

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