El Ayuntamiento de Majadahonda deja sin hogar a 150 inmigrantes

Los marroquíes del poblado del arroyo de la Grajera denunciaron ayer el progresivo derribo de sus chabolas por parte del Ayuntamiento de Majadahonda (37.000 habitantes) En los úItimos meses, el municipio ha derrumbado unas 60 chabolas, y pretende hacer lo mismo con las 12 que quedan.

Los inmigrantes -unos 150- se quejan de que el Ayuntamiento les ha dejado sin techo, pues "el derribo no ha ido acompañado de un realojamiento", explicaron ayer algunos afectados. Siete de ellos duermen en colcho nes bajo una higuera desde que se quedaron sin chabola hace tres meses.Los magrebíes afectados ...

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Los marroquíes del poblado del arroyo de la Grajera denunciaron ayer el progresivo derribo de sus chabolas por parte del Ayuntamiento de Majadahonda (37.000 habitantes) En los úItimos meses, el municipio ha derrumbado unas 60 chabolas, y pretende hacer lo mismo con las 12 que quedan.

Los inmigrantes -unos 150- se quejan de que el Ayuntamiento les ha dejado sin techo, pues "el derribo no ha ido acompañado de un realojamiento", explicaron ayer algunos afectados. Siete de ellos duermen en colcho nes bajo una higuera desde que se quedaron sin chabola hace tres meses.Los magrebíes afectados se que jan de que el Ayuntamiento no les ha ofrecido ningún otro lugar para vivir. El Consistorio asegura que ya ha rea lojado a 22 inmigrantes y, por ahora, sólo dispone de otras ocho plazas. No obstante está dispuesto a buscar las necesarias para acoplarlos a todos, indicó ayer el alcalde, Ricardo Romero, del PP.

Los inmigrantes -todos ellos de origen marroquí- se muestran muy contrariado ante el programa de erradicación del chabolismo que desarrolla el Ayuntamiento de Majadahonda: "Ha sido una estrategia política de buena imagen ante las elecciones municipales, pero nos han engañado. Decían que nos iban a realojar a todos y, de momento, no ha sido así", afirmó uno de ellos. Más de cien chabolistas se han quedado sin hogar desde noviembre pasado.

Akzenai Abderrahman, de 50 años, regresó el martes pasado de Marruecos. Viajó a su país en agosto para visitar a su mujer y a sus 10 hijos. Al regresar a su chabola se la encontró derruida. Ayer, desconsolado, tuvo que sacar de los escombros los restos de sus pertenecias.

Ayer estaba desolado: "¿Qué puede hacer para vivir un inmigrante pobre y sin ayudas?", se preguntaba, en la puerta de un chamizo que le ha prestado un pastor de la zona. Akzenai realiza todo tipo de trabajos para ganarse la vida y ayudar a su familia. "Cuando consigo ahorrar, 30.000 o 40.000 pesetas las mando a casa para que puedan comer mis 10 hijos", explicaba.

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