La ruleta rusa

El K-2 volvió a convertirse en una ruleta rusa. Las dificultades técnicas, la meteorología adversa y su altitud (8.611 metros) hacen de la montaña una cumbre casi inexpugnable. Conseguir coronar su cima representa uno de los premios más deseados por los alpinistas. Más incluso que pisar la cumbre del Everest (8.846). El K-2 es la montaña que exige unos requisitos sólo aptos para los alpinistas de alta dificultad. Haber ascendido al Everest por su ruta normal con oxígeno no es, por ejemplo, ninguna acreditación para afrontar el K-2. El K-2 es la montaña superlativa por excelencia. Se muestra se...

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El K-2 volvió a convertirse en una ruleta rusa. Las dificultades técnicas, la meteorología adversa y su altitud (8.611 metros) hacen de la montaña una cumbre casi inexpugnable. Conseguir coronar su cima representa uno de los premios más deseados por los alpinistas. Más incluso que pisar la cumbre del Everest (8.846). El K-2 es la montaña que exige unos requisitos sólo aptos para los alpinistas de alta dificultad. Haber ascendido al Everest por su ruta normal con oxígeno no es, por ejemplo, ninguna acreditación para afrontar el K-2. El K-2 es la montaña superlativa por excelencia. Se muestra severa hasta con los grandes alpinistas. Escartín, Ortiz y Olivar, los tres aragoneses que murieron tras conseguir el privilegio de hollar la cumbre, pertenecían a este grupo. Eligieron el espolón sur-sureste, una ruta de alta dificultad, siguiendo los cánones del alpinismo moderno, en estilo alpino, sin apoyo ni oxígeno. Coronar la cima depende del buen tiempo. Éste, sin embargo, puede jugar una mala pasada y, convertir con rapidez su pirámide final en una ratonera mortal. La muerte de los aragoneses aumenta a 43 los alpinistas fallecidos en el K-2, cinco de ellos españoles. La mayor tragedia ocurrió en 1986, cuando fallecieron 13 alpinistas.

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