Cobros amorosos

Tres chicas negras vestidas de amarillo persiguen deudorés para que paguen

Los morosos se saben todos los trucos para esquivar a sus acreedores y no pagarles sus deudas. Esta es la conclusión a la que ha llegado el gerente de la empresa El Cobrador de Morosos, Ignacio Zaragoza, que para dar a sus clientes el servicio que le solicitan ha puesto en marcha un novedoso dispositivo de cobro: tres espectaculares chicas negras con un vestido amarillo y acompañadas por una unidad móvil con remolque persiguen a los morosos hasta que éstos "dan la cara y se sientan a negociar la deuda", dice Ignacio.El primer contacto con el deudor se establece por teléfono. Si no da señales d...

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Los morosos se saben todos los trucos para esquivar a sus acreedores y no pagarles sus deudas. Esta es la conclusión a la que ha llegado el gerente de la empresa El Cobrador de Morosos, Ignacio Zaragoza, que para dar a sus clientes el servicio que le solicitan ha puesto en marcha un novedoso dispositivo de cobro: tres espectaculares chicas negras con un vestido amarillo y acompañadas por una unidad móvil con remolque persiguen a los morosos hasta que éstos "dan la cara y se sientan a negociar la deuda", dice Ignacio.El primer contacto con el deudor se establece por teléfono. Si no da señales de vida, las tres chicas le llevan una carta a su domicilio recordándole la deuda, y por último, si insiste en su postura, las tres chicas aparcan el automóvil con el remolque en la puerta de su despacho, "o en la peluquería, o en el restaurante donde estén", comenta el gerente, y les entregan una nueva carta con él saldo deudor.

"Nuestro objetivo con esta parafernalia es que el moroso llegue a soñar con nosotros y que su sueño sea lo más incómodo posible para que acceda a sentarse y negociar el pago de su deuda", añade Ignacio.

La dominicana Rebeca Reinosa, casada y de 31 años, y las guineanas Marisol Ferrero, de 26, y Consuelo Nvumba, de 32, ambas solteras, son las tres encargadas de los cobros amorosos. Ellas dicen que se sienten cómodas en su trabajo y que incluso las piropean por la calle. Según comentaban, los hombres las adulan y les preguntan qué es lo que tienen que hacer para que vayan detrás de ellos. También han oído cómo algunos, a su paso, dicen: "Mira, cobradoras de morosos, éstas deben saber kárate".

Nada más lejano de la realidad. En una ocasión, cuando Rebeca salía del despacho de un cliente, la esposa de éste le interceptó el paso con una furgoneta increpándola para que dajara en paz a su marido. Rebeca le contestó que ella sólo cumplía con su trabajo y evitó cualquier discusión.

La empresa hizo una selección a finales de julio poniendo un anuncio en prensa en la que, se especificaba que necesitaban chicas negras para trabajar. Consuelo dice que el anuncio le chocó bastante, pero cuando la seleccionaron entre más de 60 candidatas pensó que ya era hora de que tuviera alguna ventaja por el hecho de ser de color.

El gerente de la empresa matiza que el hecho de utilizar a mujeres de raza negra para este trabajo se debe a una cuestión de imagen. La empresa, que lleva funcionando dos años y medio, utiliza el amarillo y el negro como colores corporativos. De ahí surgió la idea. Las chicas cobran 80.000 pesetas al mes más comisiones por productividad. El Cobrador tiene unos 500 clientes anuales.

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