Tribuna:

Cansancios

Manuel Campo Vidal es un excelente conductor del mensaje audiovisual, como hay cuerpos buenos, y otros malos, conductores del calor o de la electricidad. Pero el otro día le ocurrió lo mismo que solía sucederle a cualquier equipo de fútbol que se enfrentara al Las Palmas de los buenos tiempos: Martín, Tonono, Guedes, Germán... Aquel Las Palmas jugaba como si hubiera venido a este mundo a sestear y poco a poco la indolencia de los jugadores canarios se contagiaba al adversario. Era el momento esperado para que Guedes hiciera un pase magistral y el gol despertaba al árbitro, a los espectadores y...

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Manuel Campo Vidal es un excelente conductor del mensaje audiovisual, como hay cuerpos buenos, y otros malos, conductores del calor o de la electricidad. Pero el otro día le ocurrió lo mismo que solía sucederle a cualquier equipo de fútbol que se enfrentara al Las Palmas de los buenos tiempos: Martín, Tonono, Guedes, Germán... Aquel Las Palmas jugaba como si hubiera venido a este mundo a sestear y poco a poco la indolencia de los jugadores canarios se contagiaba al adversario. Era el momento esperado para que Guedes hiciera un pase magistral y el gol despertaba al árbitro, a los espectadores y al portero rival cuando ya era demasiado tarde.En el encuentro de Antena 3, Felipe González apareció cansado de sí mismo, cansado de ser tan previsible, y progresivamente, de Manuel Campo Vidal iba emergiendo el zzzzzzz con el que se suele indicar la somnolencia de los personajes en los tebeos. Aunque el entrevistador cambiaba de ritmo de voz e incluso de expresión para animar el espectáculo, el entrevistado no colaboraba y se arrastraba por la pantalla con el único deseo de salirse de ella, de que acabara cuanto antes la entrevista, un pasito más para alargar la legislatura.

Los enemigos del alma y de Felipe González se indignaron cuando el presidente proclamó que las elecciones generales podrían anticiparse al primer semestre de 1996, al segundo o bien no anticiparse. No. No era pitorreo. Es que el presidente del Gobierno es pura raya de disco rayado, y Manuel Campo Vidal, consciente de que los telespectadores se habían apuntado al programa Tiempos difíciles y no a la retransmisión en directo de un duelo de ronquidos, optó por dejar la cara puesta mientras pensaba: ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Finalmente nos deseó un feliz fin de milenio.

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