La región ofrece 18 zonas de baño naturales donde remojarse este verano

Como no sea en una piscina, nadar -lo que se dice nadar- en las aguas dulces de la región es algo complicado. En ningún pantano, excepto en el de San Juan, los madrileños podrán este verano mojar su bañador sin temor a ser multados. No obstante, existen 18 áreas recreativas (zonas acotadas y protegidas por la ley) donde los ciudadanos pueden, chapotear siempre y, cuando no se lo impida la sequía que sufre la región. Los pantanos se encuentran al 53% de su capacidad (el año pasado estaban al 80%), y los caudales de los ríos no se encuentran en mejores condiciones.

En Madrid existen 1...

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Como no sea en una piscina, nadar -lo que se dice nadar- en las aguas dulces de la región es algo complicado. En ningún pantano, excepto en el de San Juan, los madrileños podrán este verano mojar su bañador sin temor a ser multados. No obstante, existen 18 áreas recreativas (zonas acotadas y protegidas por la ley) donde los ciudadanos pueden, chapotear siempre y, cuando no se lo impida la sequía que sufre la región. Los pantanos se encuentran al 53% de su capacidad (el año pasado estaban al 80%), y los caudales de los ríos no se encuentran en mejores condiciones.

En Madrid existen 14 embalses de tamaño grande y medio (con capacidades que van desde los 206 hectómetros cúbicos de El Atazar a los 0,59 hectómetros cúbicos de Navalmedio). Trece de ellos están gestionados por el Canal de Isabel II y uno (San Juan) por la Confederación Hidrográfica del Tajo.Igualmente hay una pléyade de pequeñas presas de propiedad privada. Según la legislación, en ninguna de estas instalaciones está permitido el baño. No obstante, se hace una excepción con el pantano de San Juan, ya que sus aguas no son utilizadas para el abastecimiento de las ciudades, salvo cuando el nivel de las reservas totales del resto de los embalses así lo aconseja.

El Ayuntamiento de San Martín de Valdeiglesias (5.700 habitantes) -localidad en cuyo término municipal se extiende la mayor parte del embalse- creó en 1994 incluso una zona recreativa a orillas del pantano. Se exigía el pago de un canon de 300 pesetas a todo aquel vehículo, que osase atravesar la finca municipal que lo rodea. A cambio, se le ofrecía una zona limpia y la seguridad que aportaba el servicio de vigilancia privado que el Ayuntamiento contrató. La aceptación -pasada la primera perplejidad de tener que pagar por acceder a un terreno público- fue grande entre los visitantes.

El año pasado, durante los meses de verano, 20.000 vehículos pasaron por taquilla. Los turistas encontraban una zona limpia y, segura con derecho a ducha, servicios, comedor y asistencia sanitaria. El Ayuntamiento, con el canon, intentaba poner orden en el caos que provocaban los miles de campistas esparcidos por los montes circundantes.

Este año, el Ayuntamiento da marcha atrás. "No volveremos a imponer la tarifa. El próximo 1 de julio abriremos un cámping municipal en esta zona con capacidad para 220 tiendas y roulottes. Vamos a echar a los acampados de las orillas y les obligaremos a marcharse o a entrar en cualquiera de los cámpings cercanos", comenta el alcalde, José Luis García, del PSOE.

Uso de embarcaciones

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En este pantano también se permite el uso de embarcaciones de motor con unas deterininadas limitaciones (utilización de aceites biodegradables, gasolinas sin plomo, tamaño máximo de las barcas ... ).Enrique Noaín, presidente de la Confederación Hidrográfica del Tajo, organismo que gestiona este embalse, recuerda que "continuamente se efectúan controles de salubridad del agua". Según Noaín, "si se detectase un aumento de sustancias contaminantes, inmediatamente se prohibiría la navegación". Durante los veranos de 1991 y 1993, el agua del pantano de San Juan fue utilizada para el consumo de Madrid debido al bajo nivel del resto de los embalses.

Los grupos ecologistas protestaron entonces con fuerza porque consideran que las sustancias tóxicas que desprenden las embarcaciones son ingeridas por la población.

Santiago Martín Barajas, portavoz de los ecologistas de Aedenat, comentó: "Es absurdo que para que se diviertan unos pocos el resto de los madrileños tengamos que tragarnos los residuos de los motores".

A fin de evitar esa supuesta contaminación, la Confederación botó el año pasado una lancha vigía. Un persona recorre con esta embarcación las aguas del embalse para impedir que los aficionados a la náutica utilicen carburantes o aceites no permitidos. El guarda mantiene contacto por radio con la Guardia Civil.

Los amantes de los deportes náuticos podrán practicar también su afición en tres embalses más: El Atazar, Valmayor y Pedrezuela. Pero en ellos las únicas embarcaciones permitidas son las de vela.

En Pedrezuela se da una curiosa circunstancia: se puede navegar, pero no amarrar las naves. José de Castro, director de producción del Canal de Isabel II, recuerda que existen en este embalse tres clubes náuticós, y todos sin licencia. "Uno es privado e ilegal, y los otros dos son públicos, pero carecen de licencia. Digamos que navegar allí es algo difícil", añade.

En El Atazar, hace un mes, la Comunidad de Madrid inauguró unas instalaciones deportivas atrayentes. Constan de embarcadero, restaurante, piscina y apartamentos. Hasta ese momento, el principal problema del embalse era el enorme número de acampados ilegales que lo rodeaban.

En los últimos años, la Comunidad ha abierto 18 zonas (denominadas áreas recreativas) donde se permite el baño sin problemas. Se ubican a lo largo de toda la región. Estos lugares, gestionados por la Agencia de Medio Ambiente, cuentan con las infraestructuras necesarias para pasar un buen día de campo y refrescarse en las aguas de los ríos o embalses cercanos.

La mayoría están equipadas con mesas, fuentes, contenedores y barbacoas. Entre ellas destacan, por ejemplo, las instalaciones del Pontón de la Oliva, que ofrecen, además del baño, la posibilidad de hacer senderismo, y escalada. Si los excursionistas se acercan a Las Presillas y al arroyo Aguilón (Rascafría), pueden contemplar el paisaje de robles que rodea las aguas frías del río Lozoya, el monasterio de El Paular y caminar por los bosques cercanos.

Playa del Alberche

Uno de los lugares menos conocidos, pero más atrayentes, de la región en verano es la denominada playa. del Alberche. Tiene una longitud de casi tres kilómetros y una anchura de unos 60 metros. Las aguas son claras y poco profundas. Nadar resulta complicado.Este lugar, gestionado por el Ayuntamiento de Aldea del Fresno (1.250 habitantes), ofrece merenderos, barbacoas, mesas, contenedores para basuras, pinares y césped.

Se calcula que cada fin de semana se acercan unas 5.000 personas a este paraje. "Pero siempre son los mismos. Cuando uno conoce la playa de Aldea del Fresno, siempre repite", comenta José Miguel Martín, concejal de Cultura de este municipio.

Esta playa sólo tiene un problema. "Puede que sea bañada por las aguas más frías de la región", cuenta Martín. Y añade. "Pero también las más limpias, ya que los miércoles abren más las compuertas del pantano [Picadas] y entonces llega más agua a la playa y se puede nadar mejor", explica."

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