El G-7 da prioridad a la creación de empleo en la coordinación de sus políticas económicas

El Grupo de los Siete (G-7) ha rescatado en su cumbre de Halifax (Canadá) la creación de empleo como una de las prioridades de su cooperación económica. Es una vuelta a la economía real tras varios intentos en falso para doblegar la voluntad de los mercados financieros que, con sus ataques al dólar, han puesto en peligro la salud de la expansión en curso. Dadas las dificultades para coordinar sus políticas monetarias y el irregular impacto de sus intervenciones conjuntas en los mercados, los Siete han reiterado su compromiso de seguir corrigiendo sus desequilibrios domésticos.

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El Grupo de los Siete (G-7) ha rescatado en su cumbre de Halifax (Canadá) la creación de empleo como una de las prioridades de su cooperación económica. Es una vuelta a la economía real tras varios intentos en falso para doblegar la voluntad de los mercados financieros que, con sus ataques al dólar, han puesto en peligro la salud de la expansión en curso. Dadas las dificultades para coordinar sus políticas monetarias y el irregular impacto de sus intervenciones conjuntas en los mercados, los Siete han reiterado su compromiso de seguir corrigiendo sus desequilibrios domésticos.

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Jacques Chirac, el nuevo presidente francés, se ha estrenado con éxito en las cumbres que anualmente celebran los jefes de Estado y primeros ministros del G-7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Canadá).El debate del empleo, una cuestión que había sido olvidada en las últimas reuniones del selecto club a causa de las recientes crisis monetarias, fue resucitado por el presidente francés y- apoyado con entusiasmo por su homólogo estadounidense, Bill Clinton. .

Después de centrar su campaña a la presidencia en la lucha contra el paro, Chirac no podía por menos que instar a sus socios a cooperar más para conseguir que la actual fase de expansión permita generar más empleos. Francia, el miembro de los Siete cuya tasa de paro es más elevada (12%), hospedará a principios de año en París una conferencia dedicada en exclusiva al empleo. Estados Unidos celebró la primera en los veinte años de historia del G-7 la primavera de 1994.

No hay gran novedades entre las recetas del G-7 para crear empleo, aunque sí se hace énfasis en la necesidad de que éste sea de calidad y duradero, la asignatura pendiente de la economía estadounidense, dónde el desempleo afecta sólo a1,5,7% de la población activa pero el trabajo es más precario.

Un crecimiento sostenible, con una política fiscal rigurosa y una inflación bajo control, es la condición necesaria para crear empleo, señalan los Siete en su comunicado, en sintonía con las recientes recomendaciones del Fondo Monetario Internacional y la OCDE. Pero para que los puestos de trabajo sean duraderos y de calidad, "se necesitan medidas para mejorar la formación de nuestra fuerza de. trabajo, para promover más flexibilidad laboral y para eliminar las regulaciones innecesaria?. El G7 animó a la OCDE a seguir con su iniciativa de revisar el mercado de trabajo de cada uno de sus 25 miembros.

El presidente de la Comisión europea, Jacques Santer, que asistió también a la cumbre, felicitó a los Siete por recuperar la creación de empleo entre sus prioridades. El desempleo sigue siendo el principal problema de las economías europeas (la tasa media de paro es del 11 %) y el crecimiento actual no está logrando reducirlo tanto como en anteriores fases expansivas.

El impulso al empleo puede permitir al G-7 recuperar el liderazgo perdido por este grupo en los últimos meses, durante los que se han visto superados por los acontecimientos en los mercados monetarios, donde el dólar ha retrocedido hasta sus mínimos históricos con el marco alemán y. el yen japonés. Con un volumen diario de un billón de dólares, las autoridades monetarias de estos países han constatado que ya no tienen la capacidad de antaño para frenar los movimientos especulativos en los mercados cambiarios. Los Siete admitieron su preocupación por el efecto que esta inestabilidad cambiaría puede tener en sus economías.

Sin embargo, frente a quienes esperaban algún tipo de acuerdo de coordinación monetaria como los que se pactaron a mediados de los ochenta (Plaza y Louvre) para estabilizar el dólar, sólo reiteraron su compromiso de mantener sus esfuerzos para reducir el déficit público y contener la inflación.

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