Cartas al director

Triste aniversario

Orlando salió a las fiestas de su barrio y nunca más volvió. Un vigilante municipal, sin mediar el alto, le disparó y le mató. Y después no se contentó con matarle, sino que también injurió su nombre.Orlando era una persona maravillosa, un estudiante de conducta intachable, en el barrio le conocía y le apreciaba todo el mundo, como demostraron las manifestaciones de solidaridad. Quiero hacer público que los policías fueron incapaces de socorrerle. Después de comprobar que no estaba fichado ya no se atrevieron a curarle. En todos los sitios hay gente buena y mala, también en los cuerpos de segu...

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Orlando salió a las fiestas de su barrio y nunca más volvió. Un vigilante municipal, sin mediar el alto, le disparó y le mató. Y después no se contentó con matarle, sino que también injurió su nombre.Orlando era una persona maravillosa, un estudiante de conducta intachable, en el barrio le conocía y le apreciaba todo el mundo, como demostraron las manifestaciones de solidaridad. Quiero hacer público que los policías fueron incapaces de socorrerle. Después de comprobar que no estaba fichado ya no se atrevieron a curarle. En todos los sitios hay gente buena y mala, también en los cuerpos de seguridad, pero tratándose de eso, de seguridad, pienso que hay que tener más cuidado a la hora de elegir a los agentes encargados de esa responsabilidad. Las armas son inadmisibles, pero más inadmisible aún es dárselas a un irresponsable.

Seguimos pidiendo justicia tras siete años esperando un reconocimiento legal para que cosas como ésta no sucedan, porque es angustioso que quien tenga que protegerte te mate y que siempre tenga que pagar la juventud, por no dar la imagen que ellos quieren.-

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