Una casa donde curiosear

Un centro infantil ofrece una experiencia distinta del 'aparcaniños'

Hace algunos años se acuñó el término parking para definir unos lugares, donde se aparcaba al niño el tiempo suficiente para hacer la compra o una gestión de última hora. Con el paso del tiempo, tal concepto ha sido denostado por casi todos los que se dedican, con una base pedagógica, a planificar el tiempo libre de los pequeños. Al primer golpe de vista es fácil darse cuenta de que Little Big no es un aparcaniños. Unas instalaciones pensadas asta el más mínimo detalle, ara ellos (desde unos mueles sin aristas hasta la altura e los espejos del lavabo) choancon el caos aparente qu...

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Hace algunos años se acuñó el término parking para definir unos lugares, donde se aparcaba al niño el tiempo suficiente para hacer la compra o una gestión de última hora. Con el paso del tiempo, tal concepto ha sido denostado por casi todos los que se dedican, con una base pedagógica, a planificar el tiempo libre de los pequeños. Al primer golpe de vista es fácil darse cuenta de que Little Big no es un aparcaniños. Unas instalaciones pensadas asta el más mínimo detalle, ara ellos (desde unos mueles sin aristas hasta la altura e los espejos del lavabo) choancon el caos aparente que gobierna el lugar . Princesas que suben, indios que bajan, niños con cara de gato que juegan al pimpón, grupos que entonan el Cumpleaños feliz, padres que, de recogida, busan a sus hijos por las habitaciones ("aunque resulte más cómodo entregarlos en la puerta, es un modo de vincularlos al juego de sus hijos", opinan las organizadoras): un trasiego imparable.Y es que, en contra de lo que pudiera parecer, Little Big está perfectamente organizado en seis áreas que buscan el equilibrio entre los estímulos motrices, intelectuales y emocionales, básico para el desarrollo integral del niñio. Lo que ocurre es que los pequeños tienen la libertad de curiosear todas las estancias del centro hasta ver qué les interesa más, o de cambiar de actividad tantas veces como quieran. Los rincones mágicos incitan al juego simbólico. En ellos es posible disfrazarse de casitodo, jugar a médico o in terpretar canciones en un mi niescenario. En la sala de juegos de mesa, no sólo se estimula el desarrollo intelectual, sino también la sociabilidad del pequeño, que se ve en la tesitura de compartir juegos y mesa con otros niños. En la parte más movida están las actividades clásicas como futbolín, billar o pimpón, todo ello a pequeña escala. En cada una de estas áreas, dos monitores asisten a los peques, les proponen juegos o les maquillan, pero no los conducen.

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Uno de los empeños de Plaudia, Laura y Cristina, las tres socias que gestionan , Little Big, es que los niños "sientan que el centro es suyo, que lo pueden usar como ellos quieran". La experiencia les dice que tal concesión no significa destrozos a diestro y siniestro. Cuentan, por ejemplo, que es fácil que los niños dejen recogida la sala de los rincones mágicos" donde por momentos es imposible ver el suelo que hay debajo de una alfombra de juguetes, pelucas, instrumentos musicales... si se les pide con una canción.

Su experiencia en el campo de la enseñanza (20 años en el caso de Claudia) se hace evidente en múltiples aspectos de este centro alternativo de actividades y juegos, como les gusta definirlo.

Así es como han llegado a la decisión de no establecer una cuota por horas, sino por medias jornadas de mañana o, tarde. Al dejar a su hijo, los padres pagan una entrada de 1.000 pesetas (800, con abono) con las que tendrán cubiertas cuatro horas, en turno de mañana, o tres, en el de tarde. Los mismos criterios les han hecho adoptar algunas decisiones mal comprendidas por los padres, como su reticencia a ofrecer piñatas en las' fiestas de cumpleaños. "Les llevan", dice Claudia, "a la competición, violenta para coger las golosinas".

Para acceder al centro los bebés deben haber superado el. uso del pañal. El límite de edad por arriba, está en los 12 años. Carlos debe rondar los ocho años y acaba de asistir al cumpleaños de su amigo Álvaro. A la hora de retirarse, ya en la puerta, le dijo impresionado a sus padres: "La casa de Alvaro es más divertida que la nuestra". No es casual su afirmación, sino el resultado de la experiencia acumulada en medio año de vida del centro. Es la demostración de que el empeño de Little Big por dar a los niños un trato afectuoso y personal ha surtido efecto. El. centro cuenta con algunos servicios complementarios como peluquería infantil (1..200 pesetas el corte), talleres creativos (2.500 pesetas) y, en el verano, dos piscinas asistidas por un socorrista.

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Little Big. Avenida de la Victoria, 52 (carretera de El Plantío a Majadahonda). Martes a sábado, de 10.00 a 14.00, y de 17.00 a 20.00. Donmingos, de 17.00 a 20.00. Teléfono 307 63 82.

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