El Leganés aguanta a costa del líder

El Leganés se coló en una fiesta preparada para la euforia. Los madrileños volvieron a encontrar en Mérida un bálsamo para sus desgracias, como el año pasado, también con la soga al cuello respira tímidamente con otro empate. El Mérida desaprovechó la oportunidad que le ofreció el Lleida para consolidar su posición de privilegio, aunque sigue en el umbral de la gloria. Kreci había alertado sobre la dificultad del encuentro, pensando quizá más en el clima que se respiraba en la ciudad que en el rival de turno. Pero acertó. Con el magnífico gol de Chuso de saque de esquina, el Leganés renueva su...

El Leganés se coló en una fiesta preparada para la euforia. Los madrileños volvieron a encontrar en Mérida un bálsamo para sus desgracias, como el año pasado, también con la soga al cuello respira tímidamente con otro empate. El Mérida desaprovechó la oportunidad que le ofreció el Lleida para consolidar su posición de privilegio, aunque sigue en el umbral de la gloria. Kreci había alertado sobre la dificultad del encuentro, pensando quizá más en el clima que se respiraba en la ciudad que en el rival de turno. Pero acertó. Con el magnífico gol de Chuso de saque de esquina, el Leganés renueva sus esperanzas de conservar la categoria. A falta de la disputa de ocho puntos el equipo que entrena Luis Ángel Duque está a tres de la permanencia.Las vibraciones festivas de las gradas comenzaron trasladándose al terreno de juego. El equipo extremeño exhibió garra, velocidad e ingenio. El Leganés se agazapó en las trincheras esperando que pasara el vendaval. Benítez primero y Prieto después descompusieron la lógica en el área pequeña, fallando lo inexplicable. El festival arreció y los de Duque decidieron aparcar el miedo, atenazando a Correa y Reyes. El Mérida perdió frescura y el partido ganó intensidad.

Tras el descanso, el conjunto de Kreci dispuso de nuevas ocasiones que desaprovecharon Sierra y Loren. Apareció entonces Chuso y en un lanzamiento de saque de esquina acalló el estadio. Lejos de conformarse, los madrileños fueron ambiciosos y abrieron líneas, incluso cuando el Mérida empató. La valentía pepinera podía haber firmado su sentencia de muerte, pero no era la tarde ni de Prieto ni de Benítez.