PRECAMPAÑA ELECTORAL

El presidente de la Xunta truena de nuevo

Manuel Fraga devoró ayer en el escenario a su sucesor y ahijado al frente del PP, José María Aznar, pero sin ningún ánimo de competencia. Le elogió hasta el punto de presentarle como la última tabla de salvación para España. Aunque con la voz entrecortada y entre ahogos, ayer volvió por sus fueros, como una fuerza de la naturaleza desatada.Acusó a los socialistas de haber desperdiciado la gran oportunidad de la mayoría absoluta que los electores les dieron en 1982, "tras una transición modélica". Pero en vez de acometer "grandes reformas administrativas" se dedicaron a socavar Ios sistemas tra...

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Manuel Fraga devoró ayer en el escenario a su sucesor y ahijado al frente del PP, José María Aznar, pero sin ningún ánimo de competencia. Le elogió hasta el punto de presentarle como la última tabla de salvación para España. Aunque con la voz entrecortada y entre ahogos, ayer volvió por sus fueros, como una fuerza de la naturaleza desatada.Acusó a los socialistas de haber desperdiciado la gran oportunidad de la mayoría absoluta que los electores les dieron en 1982, "tras una transición modélica". Pero en vez de acometer "grandes reformas administrativas" se dedicaron a socavar Ios sistemas tradicionales de convivencia, basados en la familia y la religión".

Así se explica "la descomposición social". Ahí empezó a levantar la voz el ex ministro de la Gobernación. "Cada uno que se cree con derecho se dedica a cortar carreteras, a quemar bosques o a matar gente", tronó en el nuevo palacio de Congresos de Galicia.Pero cuando el público ovaciono con mas pasión fue al llegar las referencias a la historia más contemporánea. Fraga arremetió contra los independentistas del Bloque Nacionalista Galego, que la semana pasada le lanzaron huevos durante una manifestación multitudinaria contra el acuerdo que zanjó la guerra del fletán. "Los huevos en política se enseñan de otra manera", clamó al límite de sus fuerzas pulmonares.

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Terminó con un homenaje a Aznar. "Tenemos lo que hoy más necesita España, un liderazgo fuerte", aseguró, "un corazón que late lo mismo en momentos fáciles que cuando se juega vida". En ese punto el presidente de la Xunta recitó atropelladamante un latinajo. Menos mal que se apresuró a traducirlo al público: "Morir por la patria es maravilloso, pero aún lo es más vivir por ella".

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