La joya de la corona socialista

El PP aspira a vencer en la Comunidad Valenciana, un feudo del PSOE desde 1983

El Partido Popular (PP) pondría una auténtica pica en Flandes si venciera en las elecciones autonómicas en la Comunidad Valenciana,. Feudo socialista desde la transición, el PSPV-PSOE ha disfrutado de mayorías absolutas o muy holgadas desde el estreno de la autonomía, en 1983. Pero la hegemonía se rompió. ya en los comicios generales de 1993, que ganó el PP con cerca de 70.000 ' votos de diferencia, una tendencia alcista que los conservadores confirmaron en los europeos del pasado año con un triunfo histórico. Tras 12 años de ocupar la presidencia de la Generalitat, Joan Lerma afronta su campa...

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El Partido Popular (PP) pondría una auténtica pica en Flandes si venciera en las elecciones autonómicas en la Comunidad Valenciana,. Feudo socialista desde la transición, el PSPV-PSOE ha disfrutado de mayorías absolutas o muy holgadas desde el estreno de la autonomía, en 1983. Pero la hegemonía se rompió. ya en los comicios generales de 1993, que ganó el PP con cerca de 70.000 ' votos de diferencia, una tendencia alcista que los conservadores confirmaron en los europeos del pasado año con un triunfo histórico. Tras 12 años de ocupar la presidencia de la Generalitat, Joan Lerma afronta su campaña más dura, que puede enviarlo a unos bancos de la oposición que este socialista de 42 años todavía no ha conocido.Perdida de antemano la batalla electoral de Madrid y con el País Vasco y Cataluña siempre en manos de los nacionalistas, la Comunidad Valenciana se ha convertido en una joya de la corona para la izquierda por su peso demográfico, su potencial económico y su carácter de país bilingüe. Los estrategas de la campaña socialista consideran vital mantener la hegemonía en el Palau de la Generalitat de Valencia porque de ese modo romperían un escenario que parece inevitable de gobernar sólo en regiones meridionales, agrícolas y subsidiadas como Andalucía Extremadura y, probablemente: Castilla-La Mancha.

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Estas tres comunidades, junto con la de Asturias, tradicionalmente roja, representan las únicas posibilidades de conservar parcelas de poder autonómico tras el previsible descalabro electoral de los socialistas el próximo 28 de mayo, según fuentes de la dirección del PSOE. Su secretario de organización, el valenciano Cipriá Ciscar, habla de una situación de "empate técnico" en la Comunidad Valenciana entre la suma del centro-derecha y el conjunto de la izquierda. En cualquier caso, la clave de los comicios se encuentra en Esquerra Unida-Els Verds y en Unión Valenciana, las formaciones minoritarias que pueden decidir con sus diputados el futuro Gobierno de la Generalitat.

No obstante, los regionalistas de derecha se enfrentarán con graves problemas para rebasar el listón del 5%, necesario para entrar en el Parlamento autónomo. Si Unión Valenciana queda fuera de las Cortes, Lerma tiene muchas bazas a su favor para conservar el sillón. Si bien Esquerra Unida-Els Verds no ha prometido ningún cheque en blanco, la mayoría renovadora de sus dirigentes, encabezada por Albert Taberner, impedirá la llegada del centro-derecha a la Generalitat. "La pinza de Andalucía no es factible en el País Valenciano", comentan responsables de la coalición de izquierdas.

Así las cosas, el propio presidente regional del PP, Eduardo Zaplana, no confía del todo en una mayoría absoluta, pese a que algunas encuestas sitúan a los populares muy cerca de los 45 diputados autonómicos necesarios para gobernar en solitario. El apoyo de Unión Valenciana está garantizado, pero los conocidos como naranjitos de Vicente González Lizondo venderán caro su respaldo.

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Talón de Aquiles

Precisamente, en Zaplana tienen los conservadores valencianos su talón de Aquiles. Antiguo alcalde de Benidorm gracias al voto de una concejal socialista tránsfuga, Zaplana, de 39 años, está firmemente respaldado por José María Aznar, que lo considera un "símbolo del relevo generacional" en el PP, al igual que Javier Arenas, aunque sin el carisma del andaluz. Nacido en Cartagena y formado en Benidorm, el candidato del PP a la Generalitat es un perfecto desconocido en Valencia y Castellón.

Prueba de la importancia, que los populares conceden a la Comunidad Valenciana son las constantes visitas del máximo líder del PP en los últimos meses a tierras valencianas.

Pero este apoyo sin fisuras no ha conseguido quebrar la mayor experiencia y una confianza más amplia que los valenciano s otorgan a Lerma en todas las encuestas. Amparado en el paraguas que le ha brindado hasta ahora el cartel electoral de Felipe González y con una gestión bien valorada por los ciudadanos en áreas como sanidad, educación y obras públicas, Lerma ha revalidado su hegemonía en tres consultas autonómicas (1983, 1987 y 1991), hasta el punto de que los socialistas gozan en la actualidad de mayoría absoluta en las Cortes valencianas. Curiosamente, la profunda crisis socialista ha revitalizado el peso de Lerma en el PSOE al tratarse de un barón, regional que no ha sufrido el desgaste de escándalos de relieve y que ha gobernado con habilidad y mano de hierro, a un tiempo, la federación valenciana.

Por ello, las candidaturas socialistas han pecado de continuismo y los más renovadores subrayan que están más pensadas para las trincheras de la oposición que para las tareas del Gobierno. Calculador y frío, Lerma se ha curado en salud y con unas listas de diputados fieles impedirá que le muevan la silla de secretario si el PSPV-PSOE pierde las autonómicas.

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