Tras el crimen, dos cortados

A Luis Bartolomé, de 40 años, encargado del bar Piquío, de Guadarrama (7.400 habitantes), no le resultó extrañó que los dos argentinos a los que acababa de abrir la puerta del local (cerrado durante la noche) quisieran entrar en calor. Eran las cuatro del Viernes Santo y refrescaba. "Pidieron dos cafés cortados", recuerda.La agenda de Alcira Susana Calvito (42 años) y José Roberto Morales (51) había sido muy apretada: presuntamente, secuestraron y asesinaron al joyero Andrés Crespo Arias (45 años)la noche anterior; dedicaron todo el Jueves Santo a despedazar minuciosamente el cadáver en 30 tro...

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A Luis Bartolomé, de 40 años, encargado del bar Piquío, de Guadarrama (7.400 habitantes), no le resultó extrañó que los dos argentinos a los que acababa de abrir la puerta del local (cerrado durante la noche) quisieran entrar en calor. Eran las cuatro del Viernes Santo y refrescaba. "Pidieron dos cafés cortados", recuerda.La agenda de Alcira Susana Calvito (42 años) y José Roberto Morales (51) había sido muy apretada: presuntamente, secuestraron y asesinaron al joyero Andrés Crespo Arias (45 años)la noche anterior; dedicaron todo el Jueves Santo a despedazar minuciosamente el cadáver en 30 trozos y habían pasado las últimas horas enterrándolo. Sin duda, les vino bien un trago caliente. "Estuvieron muy cordiales", recuerda el camarero, "aunque no les gustó nada que les hablara de un cantautor argentino llamado Alberto Silva". José Roberto Morales lo consideraba indigno y exclamó:, "Ése es uno de los argentinos que echan por tierra nuestro país".

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El taxista que les llevó hasta Chamartín, Amalio Esteban, también está seguro de que las fotos difundidas se corresponden con sus dos clientes de aquella noche. Así se lo dijo Ayer a la policía, que tomó declaración al taxista y al camarero. "La mujer me pidió que encendiera la calefacción", recuerda Esteban. Después de una silenciosa carrera de 45 minutos -pactada por 7.000 pesetas- llegaron a su destino. No dejaron propina.

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