Entrevista:MARÍA CARRASCOPREMIO VALOR FLAMENCO

"Pensé que un premio de la Villa serviría de algo"

Veintitrés años tenía cuando el jurado que la vio bailar en el Cuartel del Conde Duque grabó su nombre en una de las placas que premiaban los nuevos valores del flamenco. Era y sigue siendo joven, medio año después del galardón. Aunque puede que cuando el Ayuntamiento se decida a impulsar a sus premiados, éstos tengan poco de, jóvenes promesas, y mucho de artistas consagrados. El cuaderno de baile de María Carrasco, madrileña, está tan apretado como su musculatura. Invierte en el baile todo su tiempo, amén de todo su dinero. No es gitana. No tiene representante. Para clavar fuerte sus taco...

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Veintitrés años tenía cuando el jurado que la vio bailar en el Cuartel del Conde Duque grabó su nombre en una de las placas que premiaban los nuevos valores del flamenco. Era y sigue siendo joven, medio año después del galardón. Aunque puede que cuando el Ayuntamiento se decida a impulsar a sus premiados, éstos tengan poco de, jóvenes promesas, y mucho de artistas consagrados. El cuaderno de baile de María Carrasco, madrileña, está tan apretado como su musculatura. Invierte en el baile todo su tiempo, amén de todo su dinero. No es gitana. No tiene representante. Para clavar fuerte sus tacones, allá donde hay lugar para el flamenco en directo, casi se basta solitaria. Su tesón y la Virgen del Rocío le están echando una mano, como la magia del amuleto azul, regalo de su novio, que María, con orgullo, tiene hospedado en su escote.Pregunta. ¿Para qué le sirvió el Premio Nuevos Valores del Flamenco Villa de Madrid?

Respuesta. Yo digo que menos galardones y más oportunidades para trabajar. Sucedió casi por casualidad. Me apetecía mucho bailar en el Conde Duque, un espacio que me encanta, delante de mi familia, mis amigos y mi gente. Surgió lo del premio, me dieron una placa y todos suponíamos que al ser institucional, los ganadores tendríamos acceso a las diferentes programaciones. Igual me estoy adelantando. pero se acerca el verano, y a mí nadie me ha llamado para ofrecerme una actuación.

P. ¿Es dificil el mundo del flamenco para una mujer?

R. Para las mujeres, las cosas pueden ser tan fáciles como complicadas, es cuestión de honradez. Pero los hombres se desenvuelven mucho mejor. No quiero decir que el flamenco sea un mundillo de trapicheo, pero hay que alternar mucho. Aguantar muchas conversaciones de trastienda, charlas en la barra de un bar, tratar pacientemente con los dueños de los locales, dar una de cal y otra de arena. Consigues trabajar, pero hacerte respetar es muy difícil.

P. ¿Y siendo paya?

R. Tienes que esforzarte más por demostrar que sabes bailar. A los gitanos el arte se les supone. Pero si hay payos que han llegado arriba es porque importa más el gesto que el tono de la piel.

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P. Usted se dedicó a la zarzuela, un género muy madrileño.

R. Y muy bonito, aunque no goce del prestigio que se merece. De vez en cuando me encargan coreografías, y las hago encantada, pero la zarzuela necesita que alguien le dedique el mismo entusiasmo que a la ópera.

Hoy, sábado, a las 24. Sala Tremolina. Mejorada del Campo. A la misma hora, el día 7 en Peña Duende, Centro Cívico del Pozo del Tío Raimundo. Avenida de las Glorietas, s/n.

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