Jubilado ofrécese gratis para recados

El voluntariado empieza a movilizar a los mayores de 65 años, que suman una población de seis millones

"Jubilado ofrécese gratis para recados", se podía leer recientente en la sección de anuncios de un diario catalán. En medio de un modelo social que les aparca, los casi seis millones de españoles mayores de 65 años se están empezando a ofrecer como voluntarios para todo. Cuidar personas necesitadas, guiar visitas de museos, arreglar trámites o asesorar a otros con su experiencia. La motivación se encuentra a medio camino entre la solidaridad y la realización personal, porque, como dice el recién jubilado José Galeote, llega una edad en la que "de lo que decidamos hacer va a depender alargar o ...

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"Jubilado ofrécese gratis para recados", se podía leer recientente en la sección de anuncios de un diario catalán. En medio de un modelo social que les aparca, los casi seis millones de españoles mayores de 65 años se están empezando a ofrecer como voluntarios para todo. Cuidar personas necesitadas, guiar visitas de museos, arreglar trámites o asesorar a otros con su experiencia. La motivación se encuentra a medio camino entre la solidaridad y la realización personal, porque, como dice el recién jubilado José Galeote, llega una edad en la que "de lo que decidamos hacer va a depender alargar o acortar nuestro ciclo vital".Se cuentan entre ellos el chiste de los dos modelos de viejos: el viejo lapa, que está pegado al médico buscándose los dolores todo el día, y el del viejo capullo, hiperprotegido e inválido por los miedos de la familia. "Nosotros no queremos ser ninguno de los dos", dice José Galeote, empresario jubilado de 67 años, ex director general de Turismo de la Junta de Andalucía y hoy un feliz guía voluntario del Museo de América de Madrid. -

Durante dos, días a la semana, José se echa. a la espalda dos grupos de ávidos escolares por las rutas del arte precolombino. Y todo a cambio de nada. 0 de mucho, según se mire. Ha encontrado un hobby; ha recuperado el estímulo de aprender y la energía que emplea en ayudar a los demás, dice, que retorna "redoblada". Repite que "el más beneficiado por el trabajo v

luntario es el que lo ejecuta". Y añade: "Estás creando futuro y el que tiene futuro tiene ganas de vivir".

Llegó hasta aquí como llega la mayoría, en medio del "bullicio" mental que sigue a la jubilación. Lo explicó hace poco en unas jornadas sobre voluntariado de las personas mayores organizadas en Madrid por el Instituto Nacional de Servicios Sociales (Inserso). "Los primeros tiempos de la jubilación son de progresivo vacío. Si no se reacciona a tiempo, verá disminuir sus facultades físicas y psíquicas y acabará estando a un paso de la depresión", contaba.

Fue la depresión la que reclutó a Petra Catalán al voluntariado. A ella lo que le jubiló fue la vida. Parecía haberse acabado cuando en poco tiempo fallecieron su marido y su única hija. Pero se ha recuperado con creces. A sus 71 años, esta madrileña de Chinchón ayuda dos días semanales a un matrimonio de 91 años. "Les acompañamos en casa, les sacamos. A veces vamos a otras casas a coserles la ropa". Está encantada. "Es por el bien mío y por los demás", asegura.

Petra coincide con Alonso Saiz en La Casa del Reloj, una asociación de la tercera edad de Madrid. Pero que quede claro que Alonso, a sus 75 años, no es tercera edad. "Soy juventud acumulada", aclara. Su voluntariado empezó a través de asistentes sociales, "arreglando papeles" de una anciana que vive sola. Ahora, con su mujer, le acompañan, le traen las medicinas y la atienden a cualquier hora del día y de a noche. Este funcionario jubilado del Ministerio de Justicia se plantea "hacer por otro lo que un día desees que hagan por ti".

El voluntariado ha enganchado a personas de todas las condiciones. Secot (Seniors Españoles para la Cooperación Técnica) es una asociación que agrupa a más de 400 jubilados o prejubilados de toda España que asesoran gratis a empresas en crisis o jóvenes en busca de autoempleo. Muchos de los asesores llegaron por regulación de plantilla de empresas "que buscaron la fórmula fácil de segar por la espiga", dice Jesús llisástigui, un senior de 61 años. Lo que hoy hace este en tiempos agresivo ejecutivo le permite "estar al día, aprender y servir a los dernás". Y no es que lo de la solidaridad se le ocurra ahora. "No", se rie, "no es que seamos más buenos ahora. A cualquier edad hay parcelas en la personalidad que se identifican con la ayuda a los dernás".

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